La desilusión no pasa porque no hayan podido ganar un campeonato con su estilo de juego. Sino, porque los Suns decideron dejar de intentarlo. Intercambiar a Shawn Marion y Marcus Banks por Shaquille O'Neal podría ser un intento (aunque bizarro) por obtener un anillo, pero significa también reconocer que su forma de jugar fracasó. Simplemente se pusieron del lado de los escépticos y dijeron, "Tienen razón, no podemos ganar las finales corriendo".
Preferiría verlos como a Tom Hanks en "Rescatando al soldado Ryan", sacando su pistola y disparando a un tanque alemán en un último intento desesperado por salvar el puente. O mostrando esa actitud desafiante que adoptó Denzel Washington en "Gangster americano", realizando un último viaje a Asia para importar heroina a pesar que todos le decían que el juego había terminado. En cambio, los Suns se conformaron. Tenía una profesora que solía decir que la revolución es imposible en una sociedad capitalista porque cualquier idea en contra de las costumbres rápidamente sería adoptada por la masa y al siguiente día verías camisetas del Che Guevara a $8.99. Lo mismo sucede en la NBA.
Han ampliado el campo, incorporado el tiro de tres, convertido en ilegal el sólo hecho de tocar a bases veloces& y sin embargo, sigue siendo un juego de hombres grandes como lo era en la época de George Mikan. El objetivo es obtener el mejor tiro posible y la mejor opción siempre será la de un hombre grande hundiendo el balón. Si quería ganar, esa era la manera. Michael Jordan dominó la década del '90, pero cuánto más nos alejamos de esa época, más aberrante parecen las comparaciones con él. Ganó seis anillos con Bill Cartwright y Luc Longley como centros. No hay otro como él. Para todos los demás, el camino al título pasa por el poste bajo. Shaq y Tim Duncan han ganado ocho de los últimos nueve títulos. Incluso cuando Magic y Bird acumulaban campeonatos, lo hacían con centros del Salón de la Fama en la pintura. El juego interior no es divertido, ni entretenido, pero es efectivo.
En football, se gana con defensa y un buen juego terrestre; en béisbol, se gana con lanzadores. En la vida, mejor que comas vegetales. Kobe Bryant y los Lakers intentaron luchar contra estas verdades y terminaron tan felices como Otelo. Cuando Shaq estaba en L.A., los Lakers eran mejores cuando el balón pasaba por O'Neal, incluso aunque resultaba más aburrido. Además, O'Neal proveía el entretenimiento ante las cámaras en el vestidor. (No ha perdido eso, como lo demostró en el tríbuto a su alma mater antes del Juego de Campeonato de la BCS). Puede haber sido difícil de admitir para la franquicia que nos brindó el Showtime, pero ningún equipo va a volver a tener un base como Magic Johnson rodeado por anotadores como James Worthy, Byron Scott y Michael Cooper. Pero el circo no se podría haber mantenido sin Kareem Abdul-Jabbar sosteniendo la carpa. Cuando la velocidad del juego disminuía, siempre podían apelar al mejor anotador en la historia de la liga. Otros equipos (más notablemente los Denver Nuggets de Doug Moe) intentaron correr sin un verdadero hombre grande, pero los Suns fueron nuestra primera alternativa viable. Quizás, sólo quizás, podrían correr por sobre todos para llegar al anillo. Incluso esta temporada, con algunas lesiones y problemas de química, todavía tenían el mejor registro de la Conferencia Oeste cuando decidieron realizar el intercambio. Quizás fue una combinación de perder contra los disminuidos Spurs seguida de la llegada de Pau Gasol a los Lakers. Los Suns entraron en desesperación. Un miembro involucrado en la situación dijo que fue "una jugada de último recurso".
Todo lo que tienen que saber acerca de este acuerdo es que no encaja en la Regla de los Tabloides. Eso por sí solo, debería generar más banderas rojas que una carrera de NASCAR en Martinsville. La Regla de los Tabloides dice que el equipo de la NBA que reciba al jugador que aparece en las primeras planas, gana el intercambio. Ejemplo: "Lakers reciben a Gasol", no, "Kwame cambiado a los Grizzlies". Clara ventaja para los Lakers. En este caso, la noticia fue el intercambio de Shaq. Pero la mayoría de la gente no cree que los Suns hayan salido beneficiados con este intercambio. La reacción más común: ¿Qué estaban pensando? O'Neal no encaja en el estilo de juego de los Suns ni en los planes económicos.
Algunos dicen que Shaq podría ocupar el rol del ex Sun, Kurt Thomas: tomar rebotes y defender a hombres grandes como Duncan. Si ese es el caso, ¿por qué no retuvieron a Thomas por ocho millones de dólares al año en lugar de hacerse cargo de los 20 millones por temporada de Shaq hasta el 2010? Y de esa manera no hubieran tenido que desprenderse de Marion. Más que ningún otro jugador, Marion le permitía a los Suns jugar como los Suns. Podía defender varias posiciones, empezar y terminar los contrataques y acertar triples. Todo lo que necesitaban y querían, él lo podía hacer. Mientras Steve Nash recibía el crédito y Amare Stoudemire las volcadas, Marion sumaba los rebotes ofensivos críticos.
No, Marion no puede marcar a Duncan. Pero con la cantidad de faltas que ha cometido Shaq esta temporada, quizás podría durar sólo 20 minutos en cancha ante Duncan. Eso asumiendo que Shaq pueda entrar a la cancha. Jugó cuatro partidos en el último mes y cumplirá 36 años el mes próximo. Algunos especulan con que el intercambio lo rejuvenecera como sucedió cuando abandonó L.A. en 2004. Seguro que la idea de acabar con el sueño de campeonato de Kobe lo motivará a levantar unos kilos extra en el gimnasio. Pero quizás su cuerpo ya no sea capaz de soportar su ego.
Pero incluso aunque esté más lento, no pueda saltar tan alto, todavía mide 2.16 metros. No necesitas crear un esquema o una ofensiva especial para alguien de 2.16 metros. Incluso Don Nelson, quien ama correr, dio un paso hacia la tradición trayendo de regreso a Chris Webber. Como Shaq con los Suns, el juego más lento de Webber no parece encajar en el estilo de los Warriors. Pero quizás Golden State decidió que necesita más pases desde y hacia el poste que triples desde el perímetro. Si los Suns realmente hubieran querido llevar las cosas al extremo habrían firmado a Earl Boykins y dejarlo suelto en el perímetro junto a Leandro Barbosa. En cambio decidieron tomar el cambio contrario, hacia lo normal, hacia la masa. La revolución está muerta.
Preferiría verlos como a Tom Hanks en "Rescatando al soldado Ryan", sacando su pistola y disparando a un tanque alemán en un último intento desesperado por salvar el puente. O mostrando esa actitud desafiante que adoptó Denzel Washington en "Gangster americano", realizando un último viaje a Asia para importar heroina a pesar que todos le decían que el juego había terminado. En cambio, los Suns se conformaron. Tenía una profesora que solía decir que la revolución es imposible en una sociedad capitalista porque cualquier idea en contra de las costumbres rápidamente sería adoptada por la masa y al siguiente día verías camisetas del Che Guevara a $8.99. Lo mismo sucede en la NBA.
Han ampliado el campo, incorporado el tiro de tres, convertido en ilegal el sólo hecho de tocar a bases veloces& y sin embargo, sigue siendo un juego de hombres grandes como lo era en la época de George Mikan. El objetivo es obtener el mejor tiro posible y la mejor opción siempre será la de un hombre grande hundiendo el balón. Si quería ganar, esa era la manera. Michael Jordan dominó la década del '90, pero cuánto más nos alejamos de esa época, más aberrante parecen las comparaciones con él. Ganó seis anillos con Bill Cartwright y Luc Longley como centros. No hay otro como él. Para todos los demás, el camino al título pasa por el poste bajo. Shaq y Tim Duncan han ganado ocho de los últimos nueve títulos. Incluso cuando Magic y Bird acumulaban campeonatos, lo hacían con centros del Salón de la Fama en la pintura. El juego interior no es divertido, ni entretenido, pero es efectivo.
En football, se gana con defensa y un buen juego terrestre; en béisbol, se gana con lanzadores. En la vida, mejor que comas vegetales. Kobe Bryant y los Lakers intentaron luchar contra estas verdades y terminaron tan felices como Otelo. Cuando Shaq estaba en L.A., los Lakers eran mejores cuando el balón pasaba por O'Neal, incluso aunque resultaba más aburrido. Además, O'Neal proveía el entretenimiento ante las cámaras en el vestidor. (No ha perdido eso, como lo demostró en el tríbuto a su alma mater antes del Juego de Campeonato de la BCS). Puede haber sido difícil de admitir para la franquicia que nos brindó el Showtime, pero ningún equipo va a volver a tener un base como Magic Johnson rodeado por anotadores como James Worthy, Byron Scott y Michael Cooper. Pero el circo no se podría haber mantenido sin Kareem Abdul-Jabbar sosteniendo la carpa. Cuando la velocidad del juego disminuía, siempre podían apelar al mejor anotador en la historia de la liga. Otros equipos (más notablemente los Denver Nuggets de Doug Moe) intentaron correr sin un verdadero hombre grande, pero los Suns fueron nuestra primera alternativa viable. Quizás, sólo quizás, podrían correr por sobre todos para llegar al anillo. Incluso esta temporada, con algunas lesiones y problemas de química, todavía tenían el mejor registro de la Conferencia Oeste cuando decidieron realizar el intercambio. Quizás fue una combinación de perder contra los disminuidos Spurs seguida de la llegada de Pau Gasol a los Lakers. Los Suns entraron en desesperación. Un miembro involucrado en la situación dijo que fue "una jugada de último recurso".
Todo lo que tienen que saber acerca de este acuerdo es que no encaja en la Regla de los Tabloides. Eso por sí solo, debería generar más banderas rojas que una carrera de NASCAR en Martinsville. La Regla de los Tabloides dice que el equipo de la NBA que reciba al jugador que aparece en las primeras planas, gana el intercambio. Ejemplo: "Lakers reciben a Gasol", no, "Kwame cambiado a los Grizzlies". Clara ventaja para los Lakers. En este caso, la noticia fue el intercambio de Shaq. Pero la mayoría de la gente no cree que los Suns hayan salido beneficiados con este intercambio. La reacción más común: ¿Qué estaban pensando? O'Neal no encaja en el estilo de juego de los Suns ni en los planes económicos.
Algunos dicen que Shaq podría ocupar el rol del ex Sun, Kurt Thomas: tomar rebotes y defender a hombres grandes como Duncan. Si ese es el caso, ¿por qué no retuvieron a Thomas por ocho millones de dólares al año en lugar de hacerse cargo de los 20 millones por temporada de Shaq hasta el 2010? Y de esa manera no hubieran tenido que desprenderse de Marion. Más que ningún otro jugador, Marion le permitía a los Suns jugar como los Suns. Podía defender varias posiciones, empezar y terminar los contrataques y acertar triples. Todo lo que necesitaban y querían, él lo podía hacer. Mientras Steve Nash recibía el crédito y Amare Stoudemire las volcadas, Marion sumaba los rebotes ofensivos críticos.
No, Marion no puede marcar a Duncan. Pero con la cantidad de faltas que ha cometido Shaq esta temporada, quizás podría durar sólo 20 minutos en cancha ante Duncan. Eso asumiendo que Shaq pueda entrar a la cancha. Jugó cuatro partidos en el último mes y cumplirá 36 años el mes próximo. Algunos especulan con que el intercambio lo rejuvenecera como sucedió cuando abandonó L.A. en 2004. Seguro que la idea de acabar con el sueño de campeonato de Kobe lo motivará a levantar unos kilos extra en el gimnasio. Pero quizás su cuerpo ya no sea capaz de soportar su ego.
Pero incluso aunque esté más lento, no pueda saltar tan alto, todavía mide 2.16 metros. No necesitas crear un esquema o una ofensiva especial para alguien de 2.16 metros. Incluso Don Nelson, quien ama correr, dio un paso hacia la tradición trayendo de regreso a Chris Webber. Como Shaq con los Suns, el juego más lento de Webber no parece encajar en el estilo de los Warriors. Pero quizás Golden State decidió que necesita más pases desde y hacia el poste que triples desde el perímetro. Si los Suns realmente hubieran querido llevar las cosas al extremo habrían firmado a Earl Boykins y dejarlo suelto en el perímetro junto a Leandro Barbosa. En cambio decidieron tomar el cambio contrario, hacia lo normal, hacia la masa. La revolución está muerta.
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