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lunes, 28 de diciembre de 2009

LAKERS Y WOLVES, ALGO EN COMUN?

Los Minnesota Timberwolves tienen bastante en común con los campeones Los Ángeles Lakers. Sí, aunque parezca increíble que el equipo sotanero de la Conferencia del Oeste (con registro de 4 y 22 entrando al partido del viernes en la noche vs. Sacramento) pueda tener algo en común con el conjunto que es campeón defensor de la NBA y encabeza la liga este año (junto con Boston) con marca de 20 victorias y 4 derrotas, ambos coinciden en utilizar la ofensiva triangular como su esquema principal de ataque.

Kurt Rambis, quien debuta como entrenador principal de los Timberwolves esta temporada, fue por varios años asistente de Phil Jackson en los Lakers. Allí aprendió la ofensiva de la mano de su creador, Tex Winters y vio la gran gama de posibilidades que ofrece a un equipo que esté dispuesto a aprender a leer el juego, mover el balón de lado a lado, utilizar el poste bajo como bastión del ataque y a realizar cortes fuertes al aro y movimientos continuos sin el balón.

También le encantó la versatilidad y flexibilidad que ofrece para que los jugadores puedan desempeñarse en diferentes lugares en la cancha y para que un jugador estelar pueda quedar en posiciones de aislamiento para dominar el juego cuando la situación lo amerite (aunque cabe señalar que Winters odia este último aspecto del ataque al que Jackson le ha sacado tanto provecho durante tanto tiempo).

Como muchos sabemos, la ofensiva fue incorporada por Winters y Jackson en Chicago durante los años '90 y fue la utilizada por los Bulls de Michael Jordan y Scottie Pippen para ganar 6 campeonatos durante esa década. Más adelante, fue enseñada por Phil y Tex a los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O'Neal, quienes procedieron a ganar tres campeonatos con ella, más uno adicional que se consiguió la pasada temporada con Kobe, pero sin Shaq.

Otros entrenadores en la NBA la han tratado de incorporar con poco o ningún éxito (Jimmy Cleamons en Dallas, Tim Floyd en Chicago, por ejemplo) y en la mayoría de los casos ha terminado siendo descartada porque se entiende que hay que invertir demasiado tiempo enseñándola, que requiere de años para que los jugadores la entiendan completamente y puedan comenzar a sacarle todos los beneficios que se supone conceda y porque está basada en un supuesto de que los jugadores harán una lectura de juego y reaccionarán de forma desprendida a favor del equipo en su toma de decisiones, lo cual no es siempre el caso con los atletas que participan en la NBA.

Como dije antes, hemos visto al mismo Winters fruncir el entrecejo cuando veía a Jordan pedir que le limpiaran para jugar uno contra uno en situaciones límites o cuando observa a Kobe hoy día quedarse con el balón en las manos por más de 5 segundos y hacer lo mismo. De todas formas, Rambis dice tener claro que la utilización del triangulo es la mejor manera de enseñarle a jugar correctamente a un equipo joven; por lo que no ha tenido resquemor alguno en instituirlo con sus Timberwolves desde su primer entrenamiento. Claro, que los resultados que está obteniendo hasta el momento no están ni cerca de los que obtienen los Lakers y la razón principal es una que salta a la vista, gran diferencia en talento y experiencia entre uno y otro equipo. Pero el principal escollo que tiene que vencer Rambis es que sus jugadores comiencen a sentirse a gusto con el esquema, entenderlo mejor, hacer mejores lecturas y sacarle mayor provecho.

Esto solamente se logra con el tiempo y Kurt piensa que hay un compromiso de la gerencia del equipo de dejarle trabajar por varios años, priorizando por ahora el desarrollo de sus jugadores por sobre las victorias que se puedan obtener a corto plazo. Por eso ha apostado a una ofensiva que hay que enfatizar y trabajar diariamente y a la que hay que tenerle paciencia para comenzar a ver sus frutos. En el ínterin, el técnico se encuentra enfatizando quizás las primeras dos o tres opciones de una ofensiva que, en su máxima expresión, posee unas veinte.

Hasta la formación la ha simplificado para que sus jóvenes atletas no se encuentren tan confundidos. Por ejemplo, en lugar de entrar a la media cancha con dos bases que se encuentren paralelos uno al otro, un pívot (que pueda cambiar de posición luego del primer pase) y dos aleros que comiencen a nivel de la línea de tiro libre extendida, Rambis ha creado una formación inicial 1-2-2 (más acorde con lo que los jugadores están acostumbrados a ejecutar en el baloncesto universitario y de escuela secundaria), en la que el base comienza el ataque el 90% de las veces con un pase a una de las dos alas y luego corta hacia la esquina del lado del balón para formar el triangulo.

Otra diferencia grande entre lo que hacen los Timberwolves y los Lakers con esta ofensiva es la utilización del personal en el poste. Los segundos saben la flexibilidad que les da el que cualquier jugador, no importando su posición o estatura, pueda entrar al poste bajo en el lado de la pelota y que sus compañeros puedan reaccionar a ese corte llenando los espacios vacios, aunque esto signifique que un ala-pívot como Pau Gasol o Lamar Odom tenga que jugar como alero o llenar el espacio en la esquina, al mismo tiempo que un pívot como Andrew Bynum pueda estar posicionado en el bloque contrario, para darle espacio a un Ron Artest o Kobe Bryant para operar en el poste.

Minnesota, por ahora, no se aventura a tanto. Por eso siempre vemos a su pívot, Al Jefferson posicionado en el poste bajo, preferiblemente en el lado de la pelota; por eso vemos que su ala-pívot, Kevin Love, rara vez sale a posiciones más lejos del poste alto y que las ubicaciones en las alas y la esquina son siempre llenadas por perimetrales.

Esto y el hecho de que solo enfaticen unas dos o tres opciones del esquema los hace más predecibles y vulnerables al trabajo de espionaje ("scouting") que hacen sus rivales. La combinación de jugadores jóvenes que todavía se encuentran desarrollando su talento, el aprendizaje de un sistema que les es extraño a la manera como aprendieron el juego (correr, lanzar y jugar mucho "pick and roll") y el hecho de que sus rivales puedan anticipar con cierta convicción cada uno de sus movimientos en ofensiva, conspiran para que Minnesota pierda muchos más partidos de los que gana en este momento. La esperanza de Rambis y la gerencia del equipo es que con el paso del tiempo y el aprendizaje total de la ofensiva triangular esa tendencia va a cambiar.

Por ahora, eso es con lo mas que cuenta el técnico, tiempo. Pero, aunque parezca una contradicción, más vale que sus dirigidos no tarden demasiado en dominar y comenzar a aprovecharse de las opciones del triangulo; porque no sería la primera vez que un entrenador de la NBA es contratado bajo el supuesto de que va a disponer de tiempo para desarrollar un proyecto y luego es despedido, antes de ver los frutos del mismo, por no ganar suficientes partidos.


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