CARLOS MORALES//ESPNDEPORTES.COM
En la NBA, la búsqueda de un campeonato se puede emprender de dos maneras diferentes. La que parece más común en estos tiempos es la del método acelerado, en la que un equipo trata de acercarse al título lo más pronto posible, al salir con la billetera en mano para buscar un par de superestrellas que complementen a la que ya tengan en nómina (véase a los Boston Celtics de la temporada 2007-2008 y al Miami Heat del 2010-2011).
La otra requiere de paciencia, compromiso y un poco de suerte; sin garantía alguna de que se pueda lograr algo más que tener un equipo competitivo. Es aquella en la que se trata de conseguir estabilidad con un núcleo de jugadores, cuerpo técnico y gerencia que se mantengan en sus puestos por un buen tiempo, de forma tal que el carácter ganador y el trabajo serio se conviertan en hábitos generados desde dentro de la franquicia (Los Ángeles Lakers, bicampeones actuales, San Antonio Spurs, que han ganado cuatro campeonatos desde 1999 para acá y Utah Jazz, que jamás ha obtenido un título, pertenecen a este segundo grupo).
Otro conjunto que ha optado por seguir la fórmula de la paciencia es el Orlando Magic, equipo que ha contado con el mismo cuerpo técnico por 4 años (encabezados por el entrenador principal, Stan Van Gundy), el mismo gerente general por 6 y cuya plantilla de jugadores promedia unas 3 temporadas de servicio con la franquicia.
En las tres primeras temporadas dirigiendo al Magic, Van Gundy los guió a promediar casi 57 victorias por año, una semifinal de Conferencia del Este, una final de la NBA y una final del Este, por lo que sus métodos han estado más que probados como conducentes a forjar un equipo ganador.
Sin embargo, sabiendo que su equipo aún no ha conseguido un campeonato de liga y reconociendo que sus jugadores ya están bastante compenetrados con su forma de dirigir, el entrenador no quiere correr el riesgo de anquilosarse en su puesto y busca la manera de introducir nuevas ideas que puedan aumentar las posibilidades de triunfo de sus dirigidos.
Comenzando con la interacción social con sus jugadores, ha tratado de trabajar con lo que había sido una debilidad de su parte, el no parecer que se preocupara por ellos fuera de la cancha. El Van Gundy del presente ha pasado el verano enviándoles mensajes de texto, correos electrónicos y llamadas telefónicas a sus muchachos; no sólo para inquirir sobre qué estaban haciendo para mejorar su juego, sino también para dejarles recados de motivación y para preguntarles por sus familias y sus intereses fuera del básquet.
En el plano estratégico del juego, ha decidido devolver a Rashard Lewis a su posición natural de alero, luego de que este pasara sus primeras 3 temporadas en Orlando jugando como un falso "4" que creaba muchos problemas de pareo a los equipos rivales por su habilidad para encestar a larga distancia, pero que muchas veces pagaba el precio en el costado defensivo al tenerse que enfrentar a hombres mucho más fuertes físicamente que él.
Dentro de ese mismo plan de mejor uso de su personal, el técnico ha estado dispuesto a experimentar por momentos con el centro sustituto, Marcin Gortat, en la posición de ala-pívot; lo que pudiera utilizarse por momentos para presentar una de las líneas frontales más poderosas físicamente en la liga, al recurrir a a estos dos espigados jugadores como escuderos de Dwight Howard en la posición de pívot.
En lo puramente táctico, Stan también ha estado abierto a probar nuevos conceptos, tanto en el costado ofensivo como el defensivo. En ataque, la idea nueva es no tener que depender tanto de Howard en el poste bajo, sino sacarlo de vez en cuando al espacio del tiro libre para dejarle el área del bloque disponible a jugadores perimetrales que puedan tener algún pareo que les favorezca. Otro movimiento táctico no tan utilizado en el pasado es el de darle jugadas de aclarado en la zona de los codos a jugadores como Vince Carter, Quentin Richardson y Lewis (en esquemas muy parecidos a los que corren los Celtics para Paul Pierce y los Mavericks para Dirk Nowitzki) para que estos puedan dominar a sus respectivos rivales en situaciones de uno contra uno.
En defensa también hay para contar. Como buen discípulo que fue en su momento de Pat Riley, Van Gundy ha sido un estratega que ha creído siempre en la marcación hombre a hombre, con rigidez y rotaciones defensivas bien definidas, como la única vía para tratar de dominar al rival en ese costado de la cancha. Pero en esta pretemporada el equipo de Orlando ha comenzado a practicar unas defensas zonales que, según el técnico, querrá traer a los partidos de vez en cuando para sorprender y sacar de ritmo a sus oponentes por una o dos posesiones consecutivas.
"No vamos a salir a jugar 20 minutos de zona cada noche, porque esa no es nuestra identidad", dice Van Gundy. "Pero si queremos tenerla para ciertas situaciones."
Para un "coach" poco transigente en el pasado, todos estos movimientos representan su disposición a reinventarse y su compromiso a tratar variantes para hacer mejor a su equipo desde adentro, como lo dicta la vieja escuela. Aunque en Orlando todavía hay aficionados que sueñan con que en algún momento les lleguen, como caídos del cielo, Chris Paul y Carmelo Anthony.
Es que en el mundo que vivimos, la paciencia es una virtud que se va perdiendo rápidamente y el "quick fix" parece ser la fórmula que va acorde con los tiempos.
