ATLANTA -- Ya es una historia repetida:
Ver a los Hawks quedarse atrás.
Ver a Atlanta levantarse.
Ver al público del Philips Arena enloquecer mientras los Hawks se recuperan para superar a Boston.
La victoria de los Hawks por 103-100 el viernes fue el tercer triunfo al hilo del equipo en Atlanta y puso a los Hawks al borde de conseguir uno de los resultados más inesperados en la historia de los deportes... y a los Celtics al borde de uno de sus peores fracasos. Aunque los Hawks ganaron apenas 37 partidos este año y los poderosos Celtics 66 (la mejor marca de la liga), esta serie está empatada en 3-3 y se definirá el domingo en Boston. "Desde el primer día le dije a este equipo que cualquier cosa es posible cuando llegas a los playoffs", dijo el entrenador de los Hawks, Mike Woodson. "Y este equipo lo cree".
Podría decirse que fueron los únicos, pero tras a ver a Boston volver a derrumbarse durante el último cuarto en el Philips Arena, cabe preguntarse cómo reaccionarán ante la creciente presión el domingo. Increíblemente, los Hawks anotaron en 16 posesiones consecutivas durante el segundo segmento ante la ostentosa defensa de Boston para remontar un déficit de ocho puntos.
Sin embargo, este triunfo tal vez no haya sido lo más sorprendente de la noche. Mientras que los medios que cubrieron al equipo durante todo el año se preguntaban, "¿A dónde estamos?", un público que agitaba frenéticamente sus toallas elevó los decibeles del estadio a un nivel nunca antes oído en el edificio. De los cinco estadios a los que fui esta postemporada, éste definitivamente fue el más ruidoso -- algo inaudito para un lugar que podría haber pasado por un mausoleo durante la mayor parte de la temporada regular.
De dónde salieron todas estas personas, nadie sabe -- eran 20,425, para ser precisos -- pero los nuevos fanáticos impulsaron al equipo. Tal vez también intimidaron a los réferis: Los Hawks tuvieron una ventaja de 47-25 y tomaron 41 en los últimos tres cuartos. Incluido en esa cifra está la dudosa sexta falta de Paul Pierce con 4:44 minutos de juego, agravada por una falta técnica, poniendo a los Hawks arriba por siete puntos y sacando de la cancha al jugador clave de Boston en los momentos decisivos.
"Es difícil ganar cuando ellos lanzaron 47 tiros libres y nosotros 25", dijo el entrenador de los Celtics, Doc Rivers, con su tono políticamente esquivo. "Los problemas de faltas de Paul al final del partido nos lastimaron mucho".
Como no podía ser de otra manera, fue Zaza Pachulia quien le sacó la sexta falta a Pierce. Tras ser blanco de abucheos durante la decepcionante temporada regular, volvió a lucirse desde el banco en el triunfo de Atlanta con nueve puntos, seis rebotes y dos robos. Su desempeño ayudó a contrarrestar la suma de faltas de Josh Smith.
El inspirado esfuerzo llegó después de que Woodson desafiara a Pachulia tras la derrota en el Juego 5 -- una fuente en el club me informó que su único comentario sustantivo al equipo fue expresar su desconcierto de que Pachulia no hubiera bajado ni un rebote. Ambos han tenido una relación complicada durante toda la temporada, y Pachulia incluso fue suspendido tras una confrontación este año, pero esta vez el grandote respondió.
"Creo que Zaza y Josh Childress jugaron muy bien", dijo Woodson. "Zaza rebotó después del partido en Boston en el que creo que no jugó bien, pero respondió de forma estupenda esta noche bajando rebotes y tomando tiros, y creo que hizo un excelente trabajo ante Garnett".
Pachulia también profundizó el frenetismo del público durante un tiempo muerto en el último cuarto, cuando pasaron un clip del nuevo héroe de Atlanta con una camiseta de Rocky intercalado con sus cruces con Kevin Garnett en el Juego 4. El equipo lo filmó esta mañana en la cancha de práctica, y compilaron una marca de 10-3 después de pasarlo en la pantalla.
Josh Smith, quien creció en el área de Atlanta antes de entrar en los Hawks directamente desde la preparatoria, dijo que nunca había sentido tanto ruido en este estadio.
"Esta es la primera vez, para estos tres partidos", dijo Smith. "Los aficionados han sido fantásticos. Nada de lo que pueda decir sobre estas personas alcanza. Nos dan tanta alegría y tanta motivación para salir y hacer que las cosas funcionen".
Claro, Atlanta aún debe superar una prueba temible. Los Hawks no tendrán a sus aficionados con ellos en Boston, y perdieron sus primeros tres juegos allí por una diferencia de 23, 19 y 25 puntos.
Peor aún, Atlanta tal vez no cuente con los servicios de Marvin Williams. Sufrió un esguince en la rodilla izquierda en el último cuarto cuando se le dobló hacia el costado, y aunque regresó brevemente con 10.6 segundos de juego, no parecía moverse bien y Kevin Garnett anotó fácilmente sobre él para acortar el margen a dos puntos.
Williams dijo que lo intentará en el Juego 7, pero cabe preguntarse si no estará demasiado limitado como para hacer una contribución. En ese caso será un fuerte golpe, ya que fue un jugador clave el viernes.
Como los Celtics le imponen una marca doble a Joe Johnson en cada oportunidad para forzar a los Hawks a anotar con sus jugadores secundarios, Williams quedaba abierto en el perímetro. Una y otra vez tuvo oportunidades con tiros en salto abiertos a media distancia u oportunidades para cargar ante un jugador de menor categoría, y terminó con 18 puntos, fallando apenas tres tiros.
"Quisimos hacerle frente a la marca doble desde el principio. Cuando me marcaban dos, le pasaba el balón a mis compañeros para hacer la jugada. Busqué a Marvin Williams en seguida cuando me encontré con una marca doble y él acertó buenos tiros".
Forzado a convertirse en un señuelo, Johnson se guardó lo mejor para el final. Tras hacer un par de dribles y engañar a James Posey, su triple con poco más de un minuto de juego por delante puso a Atlanta arriba por cinco -- clavando una daga en un partido en el que acertó apenas 4 de 13 en total, sin mencionar el único triple de la noche para los Hawks.
"Sabía que Posey caería en la trampa porque lo tuve encima todo el partido", dijo Johnson. "Sólo quería echar un buen vistazo, y supe que fue bueno ni bien salió de mis manos".
El surrealismo de esta serie dio un paso más cando Pachulia gritó "Vamos al Juego 7" en el micrófono y los aficionados respondieron con un rugido de aprobación, gritando "siete" mientras se dirigían hacia las salidas. Durante las conferencias de prensa posteriores al partido, podían escucharse los bocinazos afuera del estadio.
Lo único que no podías hacer era caer en la realidad. Sí, esto está sucediendo. Y estamos a un partido de un resultado realmente inesperado.