CLEVELAND -- Los restos chamuscados de una camiseta con el nombre de LeBron James estaban esparcidos entre cenizas y 10 cerillos de madera usados en la acera frente al estadio Quicken Loans Arena.
Sobre la calle Ontario, un grupo de trabajadores se preparaba el viernes para quitar una enorme pancarta de 30 metros (100 pies) de alto con la imagen de James con los brazos extendidos hacia el cielo, la cual fue por años una atracción turística en el centro de la ciudad.
Sobre la calle Ontario, un grupo de trabajadores se preparaba el viernes para quitar una enorme pancarta de 30 metros (100 pies) de alto con la imagen de James con los brazos extendidos hacia el cielo, la cual fue por años una atracción turística en el centro de la ciudad.
Ahora, sólo es un recuerdo doloroso de otro revés deportivo de Cleveland.
"Es una desgracia", expresó el reverendo Jesse Harris, de pie con unos cuantos curiosos bajo la imponente figura de James. "Ya es tiempo de bajarla".
Un día después de que James destrozó el corazón de la ciudad cuando anunció que la cambiaba por Miami Heat, Cleveland se distanció de un ser querido.
LeBron James, el astro colegial de Akron que revivió a una decaída franquicia de la NBA y que durante siete temporadas aumentó las esperanzas de un campeonato con los Cavaliers, ya no es bienvenido.
Para las 10 de la mañana, todas las camisetas con el número 23 y el nombre de James que había en una tienda de regalos en la arena habían sido puestas en cajas y retiradas. Cada cartel con la cara del Jugador Más Valioso fue arrancada de paredes. Toda figurilla, camiseta, taza y banderín relacionado con James había desaparecido.
En las oficinas del equipo, los empleados arrojaron recuerdos de James a tachos de basura.
Eso no era un acto de limpieza. Era una ablución.
En cosa de horas, James pasó de ser el deportista más querido en la historia de Cleveland al más detestado. De héroe a villano antes de que saliera el Sol.
El momento en que anunció el jueves en un programa especial transmitido por televisión a todo Estados Unidos que se iba para unirse a sus compañeros olímpicos Dwyane Wade y Chris Bosh, Cleveland le dio la espalda.
Cleveland recuperará la normalidad, pero podría tomarle algún tiempo.
Aunque comprendía el disgusto de la población, el alcalde Frank Jackson intentó darle un giro positivo a una situación negativa.
"Sé que hay mucha indignación en la ciudad, pero conozco al señor LeBron James y no considero que esto sea un asunto personal", dijo Jackson en una conferencia de prensa en el ayuntamiento.
Para los Cavaliers, la vida después de LeBron será muy diferente. Sin James, los Cavaliers dejan de ser candidatos al título y ahora deben reestructurar la nómina que perdió a su mejor jugador.
Cleveland tiene algunos activos transferibles, pero el gerente general Chris Grant debe decidir si reconstruye o intenta mantener la condición del equipo como un verdadero aspirante al campeonato.
La misión de Grant ha sido complicada por la promesa del propietario Dan Gilbert de que los Cavaliers ganarán un campeonato antes que James.
FUENTE:ESPNDEPORTES