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MIAMI -- Ray Allen
ha jugado en Boston como oponente 15 veces previas. Sabe lo que es
jugar bajo los fabulosos banderines de los Celtics, sabe exactamente
cómo el público trata a los jugadores visitantes.
Su
decimosexta aparición allí como visitante sera substancialmente
distinta.
El viaje del domingo no solo será su primero como un ex celtic, sino que
llegará con los colores del que quizás sea el principal de estos días,
el reinante campeón de la NBA Miami Heat, el equipo que ha sacado a Boston de los playoffs en cada una de las últimas dos temporadas.
No se equivoque, Allen se está preparando para todo lo que le acompañará en este viaje desde hace algún tiempo.
"He
pensado en eso", dijo Allen. "He pensado más en quién va, y quien va a
sortear todo ese protocolo. No sé qué esperar de su lado. Pero es un
concepto interesante porque siempre he recibido una cálida bienvenida,
aún antes de comenzar a jugar allí. Sólo quiero ganar. Todo lo demás se
hará cargo de sí mismo".
Cuando jugaba allí como oponente
en el pasado, Allen típicamente recibía tibias recepciones. Fue estrella
en Connecticut y tiene profundas raíces en Nueva Inglaterra, y esas dos
cosas a largo plazo generan respeto en la base de fanáticos de Boston.
Entonces, se unió a los Celtics en el verano de 2007. Un año más tarde, los ayudó a ganar el campeonato. Su sangre era verde.
Ahora, no mucho.
Ahora,
en un partido vespertino dominical ante television nacional, la gran
historia no será el regreso del Heat al lugar de su victoria en el
sexton partido de la final de la Conferencia Este el año pasado, o el
primer viaje de vuelta a Boston para LeBron James
desde su desempeño virtuoso de 45 puntos en ese juego, o aún la memoria
de cómo los fanáticos aplaudían a rabiar en el último minuto de esa
derrota aplastante como un agradecimiento al equipo.
"Todo girará alrededor de Ray", dijo el delantero del Heat, Chris Bosh. "Los fanáticos de los Celtics estaban muy fijados en la rivalidad y en '¿cómo pudiste hacer eso?' Son muy apasionados".
La
relación de Allen con los Celtics se rompió la pasada temporada, cuando
el Heat le hizo una oferta el verano pasado y eventualmente él la
aceptó a sabiendas de que levantaría la ira de los fanáticos de Boston.
Cuando
los Celtics visitaron al Heat en la noche inaugural de la temporada, la
prueba de la dría relación estaba allí. Los antiguos compañeros Kevin Garnett y Paul Pierce,
especialmente, lucían distanciados de Allen. Cuando entró a juego en su
primera aparición como Heat, le dio un abrazo al piloto Doc Rivers.
No será una adivinanza la reacción cuando entre al partido el domingo por la tarde.
"Lo
voy a disfrutar, regresar y ver gente con la que uno pasó tanto
tiempo", dijo Allen. "Pero si uno va a una situación pensando en las
percepciones negativas o comportamientos que no son deportivos, entonces
uno trata de salir de la situación, ganar el juego y salir de allí. No
quiero distraer a estos tipos de hacer su trabajo y estar listos para
ganar".
La mayor preocupación en ambos lados debe ser la
forma en que cada equipo está jugando.
Miami ha ganado cuatro juegos corridos, aferrándose al tope de la
Conferencia Este. Boston ha perdido seis corridos y tambalea en su lucha
por el octavo y último puesto para los playoffs de la Conferencia Este.
Dwyane Wade
no cree que las trayectorias opuestas importarán mucho. La forma en que
lo ve, cuando Boston juega con Miami, todo queda amplificado con las
situaciones.
"Hay demasiadas historias, pero uno puede
lanzar los records por la ventana cuando juega con Boston", dijo Wade.
"Es significativo porque tenemos a Ray Allen y juega su primer juego
allí, pero estamos en la carretera y queremos jugar bien y es un lucar
duro para jugar".
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