Hay muchas quejas en torno a los árbitros que trabajan en el actual torneo de la LNB.
Directivos de equipos, entrenadores, jugadores y como siempre, fanáticos, de los equipos se han estado quejando constantemente del trabajo que, en general, han venido realizando los árbitros en el torneo.
Directivos de equipos, entrenadores, jugadores y como siempre, fanáticos, de los equipos se han estado quejando constantemente del trabajo que, en general, han venido realizando los árbitros en el torneo.
Para los playoffs que comenzaron este jueves, la LNB hizo una selección de nueve árbitros, de un grupo superior a ese número que trabajó en la Serie Regular.
Esa selección se hizo atendiendo a niveles de calidad y eficiencia de los árbitros, lo cual nos parece una buena medida.
Entre los árbitros, como ocurre en toda actividad profesional, existen distintos niveles de calidad. Por eso, nos parece atinada la medida de la directiva de la LNB, la cual en principio hizo una depuración de la lista de árbitros que laborarían en el torneo, depuración ésta que luego fue dejada de lado, por razones que desconocemos, y aceptada la lista original que presentó el Colegio de Árbitros y Anotadores Dominicanos sobre sus miembros con capacidad para trabajar en el torneo.
Un dolor de cabeza
Por años, el arbitraje ha sido un dolor de cabeza en el baloncesto dominicano. La calidad con la cual algunos árbitros dominicanos realizan su trabajo en los más existentes torneos superiores locales deja mucho que desear.
No importa sin son árbitros con la licencia que otorga la Federación Internacional (FIBA) o no.
En los casos de los árbitros con licencia FIBA, la calidad de su trabajo parece verse afectada por la presión que supone el trabajar en su propio país, donde hay un contacto más directo y continúo con los afectados por sus decisiones.
Esas deficiencias, en muchos casos, quieren ser ocultadas en la cancha con una actitud arrogante, prepotente de algunos árbitros, quienes olvidan el mandato que en su propio instructivo de trabajo los obliga a hacer corteses con aquellos a quienes afectan sus decisiones.
El gremio que los agrupa le impone a los organizadores, como aparentemente pudo haber ocurrido en el caso de la LNB, la contratación de un número de sus miembros tal que no todos parecen calificados para trabajar en los más altos niveles técnicos del baloncesto que se puede jugar en el país.
Hasta algunos árbitros, entre los más calificados, han admitido esa situación, que les impone a los organizadores de torneos el mencionado Colegio de Árbitros, bajo el alegato de proteger democráticamente los intereses de todos sus afiliados.
Así resulta, que árbitros de un elevado nivel profesional –como Reynaldo Mercedes y José Berroa, por ejemplo– trabajan junto a otros de un nivel que en algunos casos puede ser calificado como deficiente, afectándose así el trabajo de los primeros.
Escrito por Osvaldo Rodriguez Suncar
LIstin Diario