Cuando los intereses particulares se anteponen a los generales, no importa los resultados, sencillamente lo que convenga a quienes buscan un objetivo en específico.
Es el caso del torneo de Baloncesto Superior del Distrito Nacional que desde hace unos años atraviesa por una difícil situación digna de una evaluación profunda.
Pero a los miembros del Comité Ejecutivo de la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional, Abadina, y los de la Federación Dominicana de Baloncesto, Fedombal, parece no preocuparle en los más mínimo el avanzado estado de deterioro que experimenta cada año el que fuera principal torneo de esa disciplina en el país, hoy convertido en un triste espectáculo organizado para llenar requisitos de una tradición.
Lo que aconteció este año debe llevar a la reflexión porque de seguir por ese derrotero seguirán profundizando la fosa que vienen cavando para sepultar en lo más profundo un torneo que costó tantos sacrificios a inmortales de la talla de Virgilio Travieso Soto, Enrique Ripley, Máximo Bernal Vásquez, así como otros no menos importantes como Félix Aguasanta, Leandro de la Cruz, Julio Pozo, Leo Corporán, Frank Kranwinkel, Andrés Vanderhorts, Chico Pérez, Ariel Pérez Ubiera, Roosevelt Comarazamy, Alejandro Tejeda, Cholo Suero, quien actualmente preside la Abadina convertido en subsecretario de Estado, entre muchos otros que en este espacio es imposible enumerar.
Inaugurar un torneo sin la debida organización, en buen dominicano, “salcocharlo” para aprovechar el “momentum” político preelectoral para captar respaldo económico es algo imperdonable y hasta abusivo que en nada beneficia la actividad, más bien la perjudica porque ahí están los resultados en cada partido que evidencia la falta de preparación previa de los equipos y un precario nivel técnico.
Por Americo celado en clavedigital
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