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HOUSTON, EE.UU. El número uno actual de la NBA, el alero LeBron James, confirmó la pasada noche su fichaje por Los Ángeles Lakers y de inmediato se supo también que vestirá la camiseta con el número 23, el mismo que llevó el legendario Michael Jordan cuando, durante la década de los noventa, reinaba en el mejor baloncesto del mundo.
James, de 33 años, al margen de llevarse 154 millones de dólares en cuatro temporadas, tiene como grandes objetivos, en su nueva etapa profesional, el conseguir la gloria de luchar por ser el mejor jugador de todos los tiempos al final de su carrera y hacer más historia con la segunda dinastía de la NBA, si consigue más títulos de liga.
La edad ya no le permitirá establecer ningún legado con el equipo angelino, que además ya lo ha conseguido con los Cavaliers de Cleveland, franquicia a la que le dedicó 11 años de los 15 que lleva en la NBA, a los que llevó a cinco Finales y les dio un título de liga, el que prometió cuando volvió por segunda vez.
El primer objetivo conlleva necesariamente que consiga el máximo de títulos con los Lakers, algo que no le será nada fácil, al menos en las primeras temporadas, y más teniendo dentro de la Conferencia Oeste a rivales como los Warriors de Golden State, actuales campeones de liga, y “verdugos” de James en las últimas cuatro temporadas al quitarle tres de los cuatro títulos que disputaron ambos equipos.
Además de los Rockets de Houston, que si retienen al pívot suizo Clint Capela con el escolta James Harden y el base Chris Paul, en plenitud de forma, serán de nuevo un equipo a batir en el Oeste.
Mientras que otros equipos como los Spurs de San Antonio, que negocian con los Lakers el posible traspaso del alero Kawhi Leonard, Jazz de Utah, Pelicans de Nueva Orleans, Nuggets de Denver y los reforzados Mavericks de Dallas, también le pueden poner las cosas muy difíciles al equipo angelino.
El gran problema para la llegada de Leonard a los Lakers es que los Spurs ya les han pedido al menos a las jóvenes promesas como son el ala-pívot Kyle Kuzma, el alero Brandon Ingram y el escolta Josh Hart, además de una o dos selecciones del sorteo universitario.
Inclusive, algunos analistas consideran que el haber llegado James a los Lakers, con el resto de plantilla que posee, si no consiguen a Leonard, no van a ser mucho mejor equipo que los Cavaliers de la pasada temporada, pero sí podrán jugar los playoffs y tener opción a superar la primera ronda.
Todo lo contrario de lo que va a suceder con los Cavaliers, que de nuevo se van a convertir, en la Conferencia Este, en un equipo del montón, dejando a los Celtics de Boston y los Sixers de Filadelfia como los dos únicos que lideren la lucha desigual que les tocará mantener contra los del Oeste, en la mayor desigualdad deportiva que jamás habido entre ambas Conferencias.
Aunque James lo ha conseguido ya todo con los Cavaliers, el reto de llegar a los Lakers, es el mayor que ha tenido como profesional, dado que se trata de la segunda mejor dinastía de la NBA con 16 títulos.
Que además implantó un estilo de juego irrepetible como el “Showtime” bajo la dirección de Magic Johnson, el actual presidente de operaciones de baloncesto del equipo, que ha sido el que más apostó por su llegada, para que pueda, con su rendimiento en el campo y títulos, unirse a otras leyendas de los Lakers como Jerry West, Kareem Abdul-Jabbar, Shaquille O’Neal y Kobe Bryant.
Al final de lo que se va a tratar es de que James pueda conseguir al menos un título de liga que le aseguraría unirse a las grandes leyendas de los Lakers y además consolidaría su trayectoria profesional como la del mejor jugador de todos los tiempos al haber sido el líder que logró cuatro campeonatos de la NBA con tres equipos diferentes.
Irónicamente, los Warriors volverán a ser, ahora más que nunca, el equipo que pueda impedir de nuevo a James alcanzar los objetivos que se ha marcado con su llegada a los Lakers.
Todo parece indicar, que al menos en las próximas temporadas con el núcleo intacto de Kevin Durant, Stephen Curry, Draymond Green y Klay Thompson, en Golden State, la misión que le espera a James en Los Angeles no será nada fácil.
De ahí, que fuentes cercanas al mejor jugador de la NBA hayan expresado, a través de distintos medios de comunicación, que la decisión tomada por James es un movimiento de alto riesgo y también de alta recompensa.
James es consciente que desde el primer instante que dio el si a los Lakers tiene ya sobre sus hombros el fantasma de ser comparado con la figura de Bryant hasta que gane un anillo -el cuarto-, que al final podría ser el más importante de su excepcional carrera de cuatro premios de MVP, 14 veces All-Star, tres títulos de liga y un gran número de marcas individuales batidas.
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FUENTE: DIARIO LIBRE
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