Y si como ha expresado el reputado técnico norteamericano su misión va más allá de entrenar la selección nacional masculina de mayores para el torneo preolímpico de este año en Mar del Plata, Argentina, las dudas deben quedar superadas.
Ahora quedará en manos de la empresa que administra el equipo y de la Federación Dominicana de Baloncesto (Fedombal) tomarle la palabra y sacar el máximo provecho posible a este nuevo matrimonio para beneficio del deporte del aro y el balón en el país.
Más que un “granito de piedra”, su presencia es como una “piedra de granito” en la zapata para construir un seleccionado con la capacidad necesaria de lograr el sueño de que el basket de República Dominicana esté por primera vez en unos Juegos Olímpicos.
Pero la designación de Calipari es solo uno de los tres pasos que hay que cumplir para llegar en las mejores condiciones posibles a la importante cita continental. La tarea es difícil, pero no imposible. Si se dan los pasos necesarios, se cumplen los requisitos y se trabaja con el tiempo y la organización suficientes, la quimera podría no ser tal.
Otras dos patas
El talento. De más está probado que el seleccionado dominicano tiene todo el talento para poder luchar de tú a tú con cualquiera de los 10 combinados que estarán buscando una de las dos plazas que estarán en disputa en el certamen programado para desarrollarse del 30 de agosto al 11 de septiembre. Un equipo que incluya a jugadores de nivel mundial como lo son Al Horford, Charlie Villanueva y Francisco García tiene una buena base sobre la cual construir.
Si le suma un rebotero de la categoría de Jack Michael Martínez, un anotador innato como Luis Flores además de lo mejor de los jugadores que actúan en Europa y el baloncesto del patio nadie puede cuestionar la calidad que puede poner en la cancha el país.
Entrenamiento y fogueo. Pero un buen dirigente y un equipo con talento hemos tenido muchas veces y no se ha logrado el objetivo. Es por eso que el factor que completaría la ecuación es un buen entrenamiento seguido de una serie de fogueos. En 1977 se demostró con la medalla de oro ganada en el Centrobasket de Panamá cuando el equipo criollo se compenetró y desarrolló un “team work” a base de trabajo, práctica y fogueo.
En 2002 un equipo bueno, pero con pocos nombres también logró medalla de oro en los Centroamericanos. Otro tanto había sucedido en esa misma instancia en 1998.
La concentración en Kentucky, seguida por los partidos de entrenamiento en Estados Unidos, Puerto Rico, Santo Domingo, además de la Copa Tuto Marchand puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.
ALEX RODRIGUEZ//LISTIN DIARIO
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