DEERFIELD, Illinois -- LeBron James no pudo hacer mucho más que encogerse de hombros y prometer que el segundo partido será diferente.
El primer juego de la final de la Conferencia Este contra los Chicago Bulls sin duda no fue bueno para el Miami Heat.
James y Dwyane Wade no estuvieron en el nivel esperado, el Heat se vio superado bajo los tableros y los 30 puntos de Chris Bosh no fueron suficientes para rescatar al equipo. Los Bulls, primeros preclasificados en la postemporada, ganaron por 103-82 y el miércoles tienen la oportunidad de tomar una ventaja sólida en la serie en su estadio, el United Center.
"Este año hemos sido capaces de recuperarnos sin importar si era la temporada regular o la postemporada", dijo James el martes. "Aprendes de los errores en el partido anterior y sigues adelante. Lo hemos hecho antes. Esperamos ansiosos el desafío, estamos entusiasmados por la oportunidad de estar aquí mañana y tratar de robar la ventaja de localía"
Si James y Wade no aportan más, el Heat no lo logrará y quedará 2-0 abajo, una desventaja más seria de lo que parece.
Los Bulls nunca perdieron más de dos partidos seguidos en la campaña regular, en la que sumaron 62 victorias, ni en los playoffs, en que llegaron a su primera final de conferencia en 13 años. En la temporada regular, ganaron por poco los tres partidos contra el Heat y ahora empezaron la serie con el pie derecho.
James y Wade llegaban en gran nivel, pero una de las defensas más duras de la liga los frenó.
James no se pudo sacar de encima a Luol Deng y anotó sólo 15 puntos al encestar cinco de quince tiros. Wade terminó con 18 puntos, seis en la segunda mitad. Los Bulls sacaron una buena ventaja en el tramo final y ganaron con tranquilidad.
"Creo que tenemos que jugar mejor. En serio", dijo Deng, que anotó 21 puntos. "Jugamos muy bien. Si ves el marcador final, ganamos por mucho, pero el partido no fue así... A la mitad estaba empatado, ellos estuvieron adelante en parte del tercer cuarto. Así que hay muchas cosas que tenemos que mejorar".
Deng dijo que hubo demasiados ataques en transición al principio y pérdidas de balón innecesarias.
Miami tuvo buena efectividad, con más de 47% desde el campo, pero nadie más que Bosh se hizo cargo de la ofensiva y el equipo pareció descoordinado y sus jugadores aislados.
Pero el entrenador de los Bulls Tom Thibodeau advirtió que el movimiento de pelota de Miami suele arrancar de una posición aislada.
"Miami ha sido un equipo con buen movimiento de balón todo el año", dijo. "Tienen jugadores que, cuando reciben la pelota, pueden atacar uno contra uno. Eso es lo que los hace tan peligrosos y difíciles de marcar".
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