Abracadabra!!!
18 puntos, 17 rebotes, 20 asistencias.
Bienvenidos al básquetbol según Rajon Rondo. ¿Acaso alguien tuvo conciencia del disparate que se habló la semana pasada cuando algunos pretendían que este hombre abandonara los Boston Celtics? Si había algún tipo de preguntas acerca de su personalidad, el domingo fueron contestadas una por una: Obsesivo, competitivo y talentoso al extremo.
Rondo es la contracara del armador NBA que se pretende vender en las marquesinas. Es un base que rompe los esquemas porque jamás observa el aro como una tentación, sino que se desvive por encontrar a sus compañeros desmarcados, utilizando los mismatchups entre pequeños y grandes con la simpleza de un niño cambiando figuritas en un colegio.
No vamos a caer en el juego absurdo de pensar quien es el mejor armador de la NBA, si Rondo, Derrick Rose, Chris Paul, Deron Williams... pero sí debemos decir que Rondo es el mejor armador que podrían tener los Celtics. Rondo es el cerebro joven de una maquinaria gastada. Es la pieza que le da vida al escriba de La Invención de Hugo Cabret . En otras palabras, es el pequeño saltamontes que hace todo sin decir nada.
Rondo, en definitiva, es el jugador que puede llevar a los Celtics a ser competitivos en esta temporada, pese a que los malos augurios siguen viendo a Boston como el equipo decepción de esta campaña.
Hay algo que queda claro: los Celtics necesitan sumar un centro cuanto antes. Si Boston no contara con Rondo, todo el mundo hablaría de este tema sin cesar, pero el señor triple-doble de los Celtics se ha encargado de erigir una obra de teatro apoyada en la ilusión. Como sucede con los cuentos de Edgar Allan Poe, una cosa es la que se muestra en una mano, y otra la que realmente es, que siempre sobrevive en la otra hasta el final de la historia.
Sólo un mago del calibre de Rondo puede hacernos ver lo que él quiere de su equipo. Un catalizador increíble, capaz de quebrar marcas noche a noche, soportando la maldición de la espada de Damocles en la cabeza, apoyada por el propio entorno NBA: nadie le da a Rondo lo que Rondo merece. Y hablamos de valoración general.
Rondo se convirtió en el tercer jugador de la historia de la NBA en anotar al menos 15 puntos, 20 asistencias y 15 rebotes en un partido, en lo que fue la cuarta victoria en fila de los Celtics. Rondo se sumó a Wilt Chamberlain (1968) y Oscar Robertson (1961) en la lista de únicos jugadores que lograron algo semejante.
A sólo tres días de la marca de Wilt, considero que si Rondo hubiese sido su compañero en Philadelphia, Chamberlain hubiese sostenido un cartel con el número 150 al cierre de la jornada.
"Se que estamos todos en esto unidos, pero es increíble cuando alguien se hace cargo así", dijo el coach Doc Rivers luego del juego. "Es el armador más inteligente que vi en mi vida. Es un jugador brillante en ese aspecto".
Esas palabras tienen que decir algo: Rondo sumó su cuatro triple-doble de la temporada y el 17° de su carrera.
Wow.
Ahora bien, ¿cómo lo hizo? En primer lugar, debemos pensar en algo que está fuera de sus números: su defensa. Ambos armadores de los New York Knicks -Jeremy Lin y Baron Davis- cometieron seis pérdidas de balón cada uno. Rondo defendió diferente a Lin con respecto a otro armador, principalmente por su velocidad: en los cambios de pick and roll no lo persiguió a Lin por detrás, sino que lo hizo por delante aprovechando las ayudas veloces en la zona de la pintura.
Además, limitó el eje de cancha para que no utilice su mano derecha, llevándolo al rompimiento siempre con su mano menos hábil. Con esta fórmula, Lin perdió una gran cantidad de posesiones, se salvó de perder otras tantas y lanzó un par de tiros que no tocaron nada por encima de los gigantes verdes.
"Obviamente Rondo controló el ritmo del juego", dijo Lin en zona de vestuarios.
En ataque, Rondo mantuvo siempre la misma fórmula: penetrar hasta el fondo del aro, juntar ayudas y descargar en algún compañero en soledad. Si la defensa no se cerraba, intentaba anotar con lanzamientos cortos. Y algo que muestra su inteligencia es lo que yo digo como "la repetición de la jugada anterior": si Paul Pierce, por citar un ejemplo, llevaba dos tiros anotados consecutivos, en el tercer ataque, Rondo siempre buscaba a Pierce.
Eso es lo que le da a Boston la capacidad de aprovechar al máximo a sus veteranos cuando están en llamas: el armador lo hizo con Pierce, con Kevin Garnett, con Brandon Bass y con Ray Allen en el tiempo extra. Repetimos lo que dijimos antes: no sabemos si Rondo es el mejor armador de la NBA, pero sí es el armador ideal que necesita Boston.
"Ese es el Rondo que queremos ver, jugando con toda esa energía", dijo Pierce. "Siempre encontró a sus compañeros abiertos, hizo todo por nosotros esta noche. Reboteó, pasó, tomó el rebote clave en el tiempo extra y anotó la bandeja... ese es el Rondo que quiero ver".
El último jugador de los Celtics en lograr 15-15-15 fue Larry Bird el 1 de abril de 1987, en tiempo regular frente a los viejos Washington Bullets. El único jugador en la actualidad que hizo algo semejante es Jason Kidd, quien logró una marca de ese tipo en dos oportunidades. Los ya retirados Wilt Chamberlain (ocho veces), Magic Johnson (tres), Larry Bird (dos), Micheal Ray Richardson (dos), y Walt Frazier forman parte de esa galería de notables.
Además, Rondo es el segundo jugador de la actualidad en alcanzar un par de partidos de 20 asistencias contra el mismo equipo, ya que en octubre de 2010 tuvo 24 pases-gol ante los Knicks. Steve Nash es el restante, al acreditarse 20 asistencias ante los Lakers en 2008 y 2011.
Como si fuera poco, Rondo participó de 64 de los 115 puntos de su equipo (55.7%) y ocho de sus asistencias fueron a Paul Pierce, el máximo que consiguió para Pierce en toda su carrera. Logró 18 unidades convirtiendo y 46 procedentes de asistencias.
"Fue una gran victoria para nosotros", dijo Rondo. "Estamos intentando crecer".
En una cena de celebridades, Rondo jamás será la voz cantante que comience a desparramar chistes hacia todos los rincones. Es un joven callado, obsesivo, casi huraño. La solidaridad que ejerce en la cancha nace en su propio laboratorio personal: como un alquimista mezcla variantes de su juego para encontrar el punto de cocción justo de un equipo que, a esta altura, necesita de recetas bajo llave.
"Si conoces a Rondo, sabrás que no es del estilo 'te demostraré lo que hago'", observó Garnett. "El partido tuvo demasiado condimento como para estar interesado en su propia persona".
Rondo, casi sin buscarlo, ha creado y desarrollado una manera de jugar al básquetbol: es el básquetbol según Rajon Rondo.
Sus compañeros, el público y todo el mundo de la NBA ya lo sabe. Es hora de que se sumen a la tripulación de este barco Danny Ainge y compañía: es lo único que puede llevar a Boston a conseguir otro milagro inesperado en la postemporada.
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Bruno Altieri
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