El torneo de baloncesto superior del Distrito Nacional recién finalizado no tuvo avances significativos en su organización con relación a los últimos años, cuando ese certamen se ha visto sumido en el descrédito por falta de una buena organización.
Si analizamos distintos aspectos que tienen que ver con la organización del torneo, nos daremos cuenta que su realización fue más un logro de los cinco equipos participantes que de la directiva de la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (Abadina), presidida por el ingeniero Johnny Marte, la cual le dio un “golpe de Estado” al comité organizador electo por los clubes y la directiva anterior, a finales del año pasado.
En el aspecto de las comunicaciones, por ejemplo, las transmisiones por televisión, si bien fueron por un canal de mayor cobertura, en el cual no se dieron los odiosos cortes de los partidos en proceso, muchas veces, y con frecuencia en un mismo juego, se dieron fallas técnicas de imagen y sonido, en especial de éste.
El alcance de las transmisiones por radio disminuyó, con la contratación de una emisora menos potente que aquellas por las cuales se transmitió el año pasado.
La calidad del contenido en el mensaje de esas transmisiones, algo con lo cual tiene que ver la calidad del trabajo que realiza el personal (narradores, comentaristas) que labora en las mismas, siguió siendo muy deficiente.
La falta de una página web en la cual seguir las informaciones al día del evento, en especial la parte de las estadísticas, es algo imperdonable en estos tiempos, en un certamen de esa naturaleza.
Las relaciones públicas del evento (¿Acaso las hubo?) no contaron con un trabajo de promoción y publicidad como herramientas, como tampoco ocurría en el pasado reciente.
La comercialización del evento fue un desastre, otra vez, tanto por lo recaudado por ese concepto, así como por los criterios que se aplicaron para la misma. Así, por ejemplo, una empresa que pago su publicidad en las transmisiones de radio y/o televisión con un intercambio de productos para vender, recibía más cuñas o menciones que un patrocinador principal de un equipo. La colocación de vallas en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto se hizo de forma anárquica, sin ningún patrón que la regulara.
Cero informe
Al momento en que escribimos los clubes no tienen un informe económico de lo recaudado por boletería en ninguna de las etapas del torneo: Serie Regular, Semifinales y Finales.
Tampoco un informe de los gastos en los cuales se incurrió en el montaje del evento en esas etapas y el concepto de los mismos.
Peor aún, tampoco tienen formalmente aprobada una política de comercialización tal que les permita conocer qué por ciento de los ingresos por diferentes conceptos les corresponde como beneficio, incluido entre esos conceptos boletería, derechos de cantina.
La Dirección Técnica
Con Nelson Ramírez a la cabeza y un quipo de trabajo probado, la labor de la Dirección Técnica fue superior al de años anteriores, cuando las deficiencias en esa parte deslucieron la competencia y pusieron en entre dicho los resultados de la misma.
Aún así, esa Dirección Técnica no fue dotada de algunas herramientas de trabajo necesarias hoy día, como por ejemplo, servicio de Internet, trayendo con ello algunos inconvenientes para algo tan rutinario como la inscripción de la nómina de un equipo en una fecha determinada, así como el flujo de informaciones estadísticas, importantes para el análisis técnico del comportamiento de los equipos.
El nivel técnico
El nivel técnico del torneo mejoró gracias al esfuerzo de los clubes, los cuales con recursos muy limitados, pusieron en cancha, en la mayoría de los casos, mejores escuadras que las del año pasado.
La excepción sobre ese particular fue San Lázaro. Después, todos los equipos eran técnicamente mejores que los del año pasado, gracias a que contaron con mejores jugadores, en sentido general.
Jugadores como Edward Santana, Olley Bailey, José Olivero, Kelvin Peña, Álvaro Calvo, Andrés Sandoval, Juan Pablo Montás subieron la calidad técnica del torneo.
Comité Organizador
La necesidad de un Comité Organizador, con funciones bien determinadas para sus miembros, en un criterio gerencial de administración, quedó confirmada como una necesidad impostergable del torneo, el cual no debería ser manejado como vehículo de promoción personal, en una paranoica actitud de directivos y relacionados de Abadina.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario