Sin querer, lo puse sobre el tapete en la transmisión del juego del miércoles de Cocolos, en la cual el compañero Leonidas Henríquez, hijo (otro más joven que yo) me hizo algunos comentarios fuera del aire.
Otra vez, la comparación de Jack Michael Martínez con los dos principales reboteros que en el pasado tuvo el país: Evaristo Pérez y José -El Grillo- Vargas.
Este jueves conversé al respecto con el entrenador José -Maíta- Mercedes, quien jugó con los dos antiguos astros y como técnico ha dirigido al otro, Jack Michael.
Yo no tengo ninguna duda que tanto Evaristo como El Grillo fueron mejores reboteros que el astro de estos tiempos, a quien le reconozco una notable habilidad para atrapar pelotas después que dan en el aro o el tablero.
Lo que más me llama la atención de Jack Michael, en ese sentido, es que éste no tiene las condiciones atléticas de aquellos dos monstruos del pasado. Sin embargo, la comparación con ellos no es ociosa, en ningún sentido, ni como rebotero, ni como jugador.
Evaristo fue el primero en surgir de los tres y fue la primera fuerza dominante que tuvo el país debajo de los tableros.
Hugo Cabrera y Antonio Sibilio, quienes lo antecedieron como centros importantes del equipo nacional o en el torneo superior del Distrito Nacional, no apabullaron a sus contrarios debajo de los tableros como lo hizo el jugador del San Carlos. Ni en el país, y menos aún en el plano internacional, con el equipo nacional.
El jugador de 6-7 de estatura era dueño de una fortaleza física que su anatomía no hacía sospechar. Tenía un buen salto, nada descomunal, y sobre todo una intensidad e instinto para ir a buscar los rebotes fuera de lo normal. Además de buenas manos, bola que Evaristo tocaba, bola que difícilmente perdía. Podía desplazar gracias a una buena caja toráxica y fuertes hombros.
Vargas (6-9) tenía unos brazos y una elasticidad que unidos a su buen salto le permitían alcanzar rebotes que quizás Evaristo no podría. No era tan fuerte como este último a la hora de desplazar sus contrarios, ni tan intenso a la hora de buscar el rebote. ¡Ah, pero tenía esos guantes! Si Evaristo tenía unas manos seguras, Vargas tenía por éstas dos guantes de carne y hueso, con los cuales casi arropaba la pelota. Eso le permitía a ambos capturar rebotes aún cuando eran chocados por otros jugadores.
Habilidad Jack Michael
Jack Michael no tiene la potencia de salto de ninguno de aquellos dos, pero es más hábil que ambos en el llamado “juego sucio”.
Nadie como él ha “boxeado” mejor debajo del tablero entre los nacidos en este bitercio insular. El llamado arte de pegar y no ser pegado, como llaman al boxeo, tiene en Jack Michael un fiel exponente, en el buen sentido de término y referido al baloncesto, en el cual se le llama a esa ejecución “box-out”.
El sobrino de Soterio Ramírez, otro gran rebotero dominicano, tiene una sobresaliente habilidad para desplazar y sacar de balance a sus contrarios en el duro trabajo de colocarse para conseguir un rebote.
Y después viene lo que más sorprende de él: esa habilidad para tocar la bola una primera vez y sin despegar del suelo con la potencia de otros, conseguirla una segunda vez, como rebote.
Maíta me lo explicó diciéndome que la estrella del Cocolos, en la LNB, tiene unos brazos más largos que lo demandado por su cuerpo de unos 6-8 de estatura, algunos dicen que mide 6-7. Y que tiene la habilidad de en ese primer toque dirigir la bola hacia una parte del espacio donde con quien o quienes se la disputa no tienen la comodidad suya (por la posición ganada) de atrapar la pelota.
En cambio, me dijo el bien reputado coach (campeón con Bameso en el basket capitalino este año) que los otros dos (Evaristo y El Grillo) conseguían sus rebotes principalmente basados en sus habilidades físicas (salto, fortaleza, manos grandes, brazos largos).
Los tres ganaron títulos de rebotes en competencias regionales (centroamericanas y del Caribe) con el equipo nacional. También en el baloncesto del Distrito Nacional. Convencido estoy que sólo el NBA Al Horford (quien es otra cosa) los supera entre los nacionales, en capacidad rebotera, en la historia de nuestro basket.
Y entre ellos tres…me quedo con Evaristo, si necesito a alguien para conseguir un rebote. Si el asunto es anotar un canasto, me quedo con El Grillo (Moncho Monsalve, estábamos equivocados tu y yo en el Centrobasket ’95, cuando ordenaste esa bola para Felipe López).
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