De nada ha servido la intermediación de un mediador federal (George Cohen), mismo que fracasó en resolver el problema similar que enfrentó la NFL.
El ultimatum dado por el comisionado David Stern para que la unión de jugadores acepte la última oferta de los dueños con la amenaza de que sería endurecida después de mañana miércoles solo le ha echado más “leña al fuego”.
Los jugadores han bajado su “parte del pastel” de un 57 por ciento en el acuerdo anterior a un 52.5, mientras que el último ofrecimiento de los propietarios va de un 51 a un 49 por ciento.
En ambos lados han surgido “grietas” y posiciones encontradas con figuras como Michael Jordan, propietario de los Bobcats de Charlotte, y Derek Fisher, presidente de la unión de jugadores, siendo centro de polémicas.
De Jordan se ha dicho que encabeza una parte de los propietarios que quiere una propuesta más radical a su favor.
Fisher, de su lado, ha sido acusado de negociar a espaldas del sindicato y tener cierta connivencia con el comisionado Stern.
Pero todavía no se ha sentido la presión de los medios de comunicación y los fanáticos, que se han mostrado pocos interesados, hasta el momento, por la suerte de la liga.
Sin Dream Team
Una de las consecuencias que va a traer la posible cancelación de la temporada de la NBA es que los Esados Unidos no podrán presentar a su Dream Team en los Juegos Olímpicos del próximo verano en Londres.
En 1998 sucedió algo similar cuando los norteamericanos enviaron un equipo de jugadores de otras ligas profesionales al Campeonato Mundial celebrado en Grecia y quedaron en el tercer lugar.
Las presiones de parte de los dueños se han acelerado en los últimos días, mientras que ahora parece que los jugadores están a la defensiva.
Ya no se oyen las posibilidades de participar en otras ligas de parte de las superestrellas de la liga -con la excepción de Deron Williams, quien está en Turquía.
Al final del día, de lo que se trata es de una lucha de intereses entre “los dueños de los medios de producción y sus obreros”.
Solo que en este caso, los dueños son multimillonarios y los “obreros” son millonarios.
Los que más sufren son los verdaderos obreros del baloncesto, los que no tienen el estatus de las superestrellas, los que sí necesitan de sus cheques para cubrir sus necesidades de vida.
Y también los trabajadores de los estadios, los restaurantes y los bares cercanos que aprovechan para completar sus ingresos anuales con la “temporada alta” del basket de la NBA.
LISTIN DIARIO/WWW.LIGAPLENITUD.COM
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