El acuerdo: Terminado en su mayor parte alrededor de las 03:00 horas (0800 GMT) del sábado, y luego anunciado. Hay otros detalles que deben ser resueltos, como retirar todas las demandas interpuestas, volver a constituirse el sindicato, que fue disuelto, y votar jugadores y dueños por separado para ratificar el pacto.
Fechas clave: 9 de diciembre (comienzo de la agencia libre y de la pretemporada); 25 de diciembre (empiezo de la temporada).
La mayor victoria de los propietarios: Reducir el monto garantizado de los jugadores en los ingresos relacionados con el basquetbol a un cifra no mayor del 51% que es menor al 57% que recibían en el anterior contrato colectivo de trabajo. Considerando que cada punto de esos ingresos equivale a unos 40 millones de dólares con base en la cantidad respectiva de la temporada anterior, eso significa un cambio de al menos 240 millones que representa casi la mayor parte de lo que según los dueños fueron 300 millones de pérdidas en la campaña pasada.
La peor derrota de los propietarios: La pérdida del tope salarial rígido tipo NFL y de los contratos sin garantía que deseaban. El sistema de hecho es similar al anterior, sólo que con sanciones más rigurosas en un impuesto especial para limitar el gasto.
La mayor victoria de los jugadores: La preservación de una excepción intermedia _aunque en una forma reducida_ y de las distintas reglas comerciales de los equipos sobre el impuesto especial, de manera que los equipos con los mercados más grandes puedan aplicarlas aunque no puedan pagar tanto como acostumbraban.
La peor derrota de los jugadores: Dinero. Van a transferirle a los dueños más de 1.000 millones de dólares en salarios y prestaciones en los primeros seis años del acuerdo.
El capítulo siguiente: Organizar conversaciones a principios de la semana próxima sobre un calendario de pretemporada, el retiro o arreglo de las demandas pendientes, y luego a poner por escrito el nuevo contrato colectivo de trabajo.
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