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viernes, 23 de septiembre de 2011

NBA: LA REALIDAD NO ES REALMENTE LA VERDAD: DAVID STERN

Luego de un duelo de muestras de solidaridad, los dueños de equipos y jugadores de la NBA afirman que planean encontrarse el miércoles aún cuando los juegos de temporada regular están siendo amenazados por el lockout de David Stern.

El comisionado de la NBA ha adoptado una táctica que se ajusta a la perfección hacia esta era actual de medios cada vez menos poderosos, rabia hacia las disputas laborales y atletas multimillonarios: usar la autoridad para repetir su posición hasta que la desinformación se transforme en verdad.

Stern ha disfrutado de una preocupante falta de responsabilidad en la rendición de cuentas, que es una marca conocida que los poderosos han usado a través de la historia para justificar posiciones políticas incorrectas, guerras innecesarias, avaricia y corrupción, con la esperanza (a menudo exitosa) de que el público no tendrá el interés o la fortaleza para exigirles la renuncia.

Decir las cosas no implica que éstas se hagan, y casi ningunas de las declamaciones de Stern se sujetan al control ajeno. Él justificó el lockout diciendo que el dominio de los equipos de mercados grandes amenazaba el balance competitivo. Para controlar este dominio, los dueños exigen un duro tope salarial y un tope en el plazo de duración de contratos garantizados. Stern dijo que los equipos de NBA han perdido casi $300 millones debido a que el sistema financiero de la liga está fallado de manera fatal, y que el único remedio para asegurar el futuro de la liga es reducir el porcentaje de dinero (57 por ciento en el contrato que expira) que se destina a salarios de jugadores.

Todo esto suena razonable, excepto por el hecho de que ni los salarios de los jugadores ni los equipos de mucho dinero son las amenazas principales para la NBA. En lugar de eso, las verdaderas amenazas son la disparidad en ganancias entre los dueños y la disciplina o su ausencia (el tope salarial más importante) para controlar los gastos.

Públicamente, la liga está recurriendo a esa vena especial de la psicología del fanático para volcarlos hacia los jugadores. Muchos estadounidenses mantienen una relación de amor-odio consigo mismo en lo que respecta a ser empleados (ellos intercambiarían con gusto sus salarios por el de los atletas que menos cobran, pero igual tienen resentimiento a aquellos atletas que defienden sus ingresos). La mayoría de los fanáticos se consideraría a sí mismo como mal pagado, pero aún así tienden a alinearse con la gerencia cuando los jugadores se plantan firmes en una negociación, en una variante de la mentalidad "cállate y juega". ("¡Los jugadores están recibiendo un 57 por ciento!¡Ellos son solamente empleados! ¡Eso está mal!")
 
Si algo es cierto es que la NBA tiene muchas razones para ser optimistas sobre su futuro, aún sin una reforma. Por primera vez en su historia ha heredado una tormenta perfecta de desarrollos positivos que solamente la arrogancia de Stern y la avaricia de los dueños, resultantes en una detención del trabajo, pueden destruir:

1. Los Boston Celtics y Los Angeles Lakers no solo tienen buenos equipos al mismo tiempo, sino que también han jugado entre sí con el título en disputa dos veces en los últimos cuatro años. Los Lakers son la verdadera dinastía continua en la NBA, llenos de dinero, bien manejados, con un pedigrí enorme, y más importante aún, la mayor ventaja, que es geográfica. Virtualmente cualquier joven rico quiere vivir y jugar en Los Ángeles, especialmente durante una era liderada por las celebridades, que graban discos y hacen películas con la misma facilidad que anotan un tiro en salto. Mientras tanto, los Celtics son la versión NBA de los Green Bay Packers. Ellos están ligados a las raíces históricas del deporte, ligando el pasado glorioso con el futuro ambicioso. Los agentes libres han desestimado a Boston, pero el mercado de intercambios es robusto. Cuando la mayor rivalidad de la NBA es fuerte, la liga está en su mejor momento.

2. Los equipos en los mercados televisivos grandes están en posiciones poderosas. Los Chicago Bulls ganaron 62 partidos la temporada pasada y lograron un puesto en las finales de la Conferencia del Este. Siendo el tercer mercado de medios en el país después de Los Ángeles y Nueva York, Chicago tiene al novato del año de la liga en 2008-09 y ahora Jugador Más Valioso como Derrick Rose, sugiriendo un brillante futuro con potencial de campeonato para muchos años. Con la adición de Carmelo Anthony, Amare Stoudemire y una aparición en la postemporada, hay más energía alrededor del equipo de básquet de Nueva York que en cualquier otro momento desde que Pat Riley le abriera el camino a Jeff Van Gundy. Los Knicks tienen poder estelar y mucha energía, y por primera vez en años comenzaron a creer que pueden ganarle a cualquiera.


3. Además de tener a la rivalidad más emblemática del deporte en plena revitalización y a los mejores mercados televisivos de la liga disfrutando de un resurgimiento, el mejor jugador del deporte y el más exitoso comercialmente como lo es LeBron James, ha jugado dos veces en las Finales de la NBA. Al orquestar todo a su manera en los Miami Heat, James incrementó el nivel de interés en él y su nuevo equipo. (¿Quién hubiese pensado que eso hubiese sido posible?). La liga no solamente tiene rivalidades florecientes, sino también su mejor talento individual ha jugado al nivel de campeonato en todas las temporadas en lugar de desperdiciar su talento en un mal equipo. El Heat y James mueven las agujas de los ratings televisivos.

4. Esos ratings están subiendo. El interés en el juego está en ascenso. La liga esperaba una caída de dos dígitos en ganancias cuando la economía se desplomó hace dos años, pero esa caída esperada nunca ocurrió. De hecho, las ganancias no cayeron, sino que se mantuvieron.

Pero aún así, Stern y los dueños están culpando a los jugadores, sin dar pruebas de sus pérdidas, para cancelar la temporada.

"Balance competitivo" es un término que Stern usa frecuentemente, sugiriendo que los equipos de primer nivel en los mercados más grandes están controlando el juego, tanto en las clasificaciones como en los balances contables. Sin embargo, en lo que respecta a la NBA, el término "balance competitivo" no es otra cosa que una palabra altisonante para justificar su avaricia.

Desde el 2000, los equipos en los 10 mejores mercados televisivos del país no han dominado la NBA. Junto a los Lakers, el equipo más exitoso de la liga ha sido San Antonio Spurs, que está en el mercado número 37 en la clasificación nacional. Un mercado de entre los 10 mejores ha ganado los cuatro últimos títulos de la NBA, pero solamente los Lakers (segundo mercado, compartido con los Clippers), Mavericks (quinto), Nets (primero, compartido con los Knicks), Celtics (séptimo) y 76ers (cuarto) han alcanzado las finales desde el '00, mientras que los Nets, 76ers, Clippers, Knicks, Wizards (noveno), Warriors (sexto), Bulls (tercero) y Hawks (octavo) han tenido todos cinco o más temporadas perdedoras en los últimos 11 años. Ni los Sixers (cuatro entrenadores en tres años) ni los Nets (36-128 en las últimas dos temporadas) han llegado a las finales de la NBA en casi una década.

Quizás Stern está articulando un problema con los "Lakers" en el mismo sentido que usó durante años Bud Selig y los dueños de los equipos de béisbol para frenar a los Yankees, aún cuando el deporte tradicionalmente ha tenido sus días más rendidores económicamente cuando sus equipos legendarios están andando bien. Los Lakers mantienen ventajas financieras, geográficas y emocionales por sobre virtualmente todos los demás equipos en la NBA, incluyendo a los Celtics. Ellos pueden pagarle a los jugadores y atraer a agentes libres. Y aún así, las ventajas a largo plazo de restringir a la mayor propiedad de la liga no queda clara.

La mayor honestidad que tuvieron los dueños y Stern se dio en su posición inicial de la temporada pasada. Ellos están buscando "certidumbre en costos" a través de un tope duro, y quieren mayores ganancias. Ellos quieren el modelo de la NFL, porque el sistema hace virtualmente todo el trabajo al mantener controlados los salarios y reducir el poder de negociación de los jugadores en las negociaciones contractuales.

El verdadero objetivo de un tope salarial duro es reducir el número de contratos garantizados a largo plazo. Como un equipo sería tonto en garantizar un contrato de largo plazo sabiendo que solo tiene un monto fijo para gastar en cada temporada sin excepciones, pocos jugadores tendrían esos contratos. Los dueños no quedarían trabados pagando mucho dinero a jugadores lesionados, en la banca o despedidos después de que ellos hayan hecho contribuciones significativas al deporte.

Esto alinearía a la NBA más de cerca con el modelo de la NFL y el mito de que los duros topes salariales del fútbol americano crean paridad. Pero los topes del fútbol americano no crean paridades a nivel de campeonato. Desde el año 2000, 44 equipos han jugado en campeonatos de conferencia, pero apenas 10 de las 32 franquicias de la liga abarcan el 68 por ciento de los juegos (30 de 44 apariciones) mientras que solamente tres (Pittsburgh, Filadelfia y New England) abarcan el 34 por ciento (15 de 44) de las presentaciones.

En la NBA durante el mismo período, nueve de las 30 franquicias tienen el 75 por ciento de las apariciones en finales de conferencia, con apenas tres (San Antonio, Detroit y los Lakers) tienen el 39 por ciento (17 de 44) de esas apariciones.

A primera vista parecería como que la NBA no tiene la paridad de la NFL. En la NBA,16 de esas 44 apariciones en finales de conferencia fueron realizadas por equipos ubicados en los diez mejores mercados televisivos. ¿Qué sugiere esto con respecto al argumento de Stern de que los equipos de mucho dinero y ganancias controlan las clasificaciones?

En la NFL, la liga del tan pregonado tope salarial duro y mucho menos dinero garantizado para sus jugadores, 20 de los 44 equipos en los partidos de campeonato de la NFC o AFC vinieron de mercados televisivos de entre los mejores 10, y ni siquiera hay una franquicia en los Ángeles, el segundo mayor mercado del país.

Expandan este análisis a los mejores 15 mercados televisivos (aún cuando Stern dejó vacante el equipo clasificado en 15to puesto como lo es Seattle y el 45, que es Oklahoma City) y nueve franquicias diferentes de NBA han jugado en finales de conferencia. En la tan publicitada NFL, donde todas las franquicias tienen chances, ese número es 11.

Las diferencias reales, claramente, son dinero y sagacidad. En el fútbol americano, dos grandes mercados y uno pequeño (New England, Filadelfia y Pittsburgh) son también las organizaciones mejor manejadas. Lo mismo se puede decir en el básquet, con dos grandes mercados como Detroit y Los Ángeles teniendo equipos tan bien manejados como San Antonio. Los contratos que los Knicks y Hawks han otorgado, por otra parte, son totalmente auto-incriminatorios.

Un tope salarial duro no influye en las clasificaciones, solamente hace que sea más fácil para los dueños menos disciplinados mantener su dinero. Pregúntenle a los Detroit Lions, que juegan en el 11er mercado televisivo nacional pero que no llegan a la postemporada desde 1999, o los San Francisco 49ers y Oakland Raiders, que juegan en el sexto mayor mercado pero que no superan la marca de .500 ni llegan a la postemporada desde el 2002. Stern sabe eso. Y si no lo sabe, podría averiguarlo con Google.

El problema real no son los jugadores y el dinero que reciben, sino los dueños y el hecho de si les importa compartir sus riquezas futuras entre sí. La liga tiene una floreciente corriente de ganancias (las cuotas de televisión por cable local) que está ampliando la brecha entre franquicias. Un nuevo contrato para compartir ganancias entre los dueños crearía mayor equidad.

También está el viejo contrato perdido que la NBA realizó con los viejos dueños del equipo Spirit of St. Louis de la ya olvidada ABA, que fue una compra realizada para la unión entre la ABA y la NBA donde se acordó en 1976 pagarles a Ozzie y Dan Silna (los hermanos dueños de la franquicia) la séptima parte de todas las ganancias televisivas futuras de la NBA, a perpetuidad, por parte de los cuatro equipos sobrevivientes de la ABA. La NBA está perseguida por este contrato, por el cual los Lakers y otros reciben más de los contratos televisivos de la liga que los Indiana Pacers (mercado televisivo número 25), Denver Nuggets (18), San Antonio (37) y New Jersey.

Mientras tanto, Stern y los dueños se concentran más en los jugadores que en por qué la brecha financiera entre los equipos se agranda cada vez más, porque es más fácil para el público ser ofendidos por el hecho de que un jugador de 23 años con un buen tiro en salto gane tanto dinero antes de que los fanáticos puedan entender cabalmente las complejidades de la distribución de ganancias y topes salariales. Tal como pasó en el fútbol americano en la década pasada y en el béisbol (donde las disparidades llevaron a la infame huelga de 1994), el dinero de la televisión local asegurará una nueva oleada de equipos poderosos.

El béisbol, en lugar de confrontar la brecha que el dinero de la televisión por cable estaba creando entre sus equipos, atacó a sus jugadores e impuso ilegalmente un duro tope salarial. El tope fue eventualmente denegado por la actual jueza de la Corte Suprema, Sonia Sotomayor. (Pero aún con semejante precedente, todo indica que ese es el guión que Stern querrá seguir para esta ocasión.)
El contrato de televisión por cable local de los Lakers es enorme, y el club tiene planeado ganar alrededor de $200 millones anualmente. Los Celtics han duplicado sus honorarios de televisión por cable, los Rockets tienen una fuerte posición en la televisión por cable, y los Knicks han elevado los precios de los boletos y están en medio de una enorme renovación del Madison Square Garden que les llevará dos años. Hay cinco equipos de NBA (Knicks, Bulls, Raptors, Nuggets y 76ers) que son dueños de los estadios y de las cadenas televisivas.

La liga tiene las estrellas, las rivalidades y el interés. En los últimos años ha reducido el monto de dinero garantizado a futuro por el cual los equipos se responsabilizan al imponer mayor disciplina en forma de mejores contratos. Tiene a muchos de sus mejores mercados en ascenso y ha sido capaz de conseguir dinero público para renovar o reubicar franquicias. Y en lugar de tomar ventaja de lo que aparenta ser un momento especial en el tiempo, el comisionado y los dueños han decidido que todo eso no es suficiente.

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