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martes, 7 de junio de 2011

NBA: EL HEAT APRENDIO DEL JUEGO DOS

Erik Spoelstra y sus asistentes técnicos deben haber visto el video del Juego 2 con insistencia, en el largo y tedioso viaje que separa la costa Este de la Oeste en Estados Unidos.

El hombre de los videos ya no se encierra en 'El Calabozo', como le decían a la sala en la que todo se estudiaba para Miami Heat en los años de asistente de Spo, pero aún sabe cómo sacar pepitas de oro metiendo la pala en un lodazal.

"Ahora sólo debemos seguir adelante", dijo Spoelstra luego del juego. "La parte más dura ahora es la amnesia. Los dos equipos son altamente competitivos, en una de las series más competitivas que se pueden haber visto. Debemos reconstruirnos en 48 horas, volver a la pista y hacerlo de nuevo".

Así como lo dice el coach del Heat, esta situación parece muy fácil. Pero lo cierto es que devolver un gancho a la mandíbula en unas Finales, cuando se recibió un golpe certero dos noches atrás, es algo que reviste una complejidad mucho más importante.

Miami ganó el Juego 3 porque aprendió de los errores cometidos en el colapso del segundo encuentro en casa. Si bien volvió a desperdiciar una ventaja importante en el tercer cuarto, esta vez la reacción fue a tiempo, haciendo de su juego sin pelota una fortaleza de acero indestructible.

A continuación, señalaremos una serie de puntos que el Heat corrigió para ganar el tercer juego, obligando a Rick Carlisle y los Mavericks a realizar ajustes obligados de cara al juego del martes en Dallas.

Sin dudas, el próximo partido será fundamental para saber hasta qué día de junio puede llegar esta serie.

Cerca del aro es mucho mejor. El Heat derrapó en el segundo juego de la eliminatoria por querer ganar lanzando desde la tercera dimensión o utilizando una sobredosis de dribbleo de sus estrellas. El propósito de la defensa zonal de los Mavericks es evitar las penetraciones de Dwyane Wade y LeBron James, principalmente. ¿Cómo se quiebra una zona? Principalmente haciendo girar el balón con velocidad y llevando un interno al poste alto para que pueda atacar el aro o rotar, haciendo mover a la defensa. Miami anotó 32 puntos cerca del aro y tuvo 16-25 en TC, con ocho asistencias en esas conversiones.

Un cambio clave en la última jugada. Todos sabemos que Chris Bosh casi no le dio problemas a Dirk Nowitzki en la definición del Juego 2, que se cerró con una bandeja cómoda del ala-pivote alemán, entrando por el centro de la cancha en el margen izquierdo. Lo que sucedió en el tercer juego fue completamente distinto: lo defendió Udonis Haslem, quien sin hacerle falta lo obligó a lanzar un tiro incómodo a la altura del tiro libre. Estudiar los errores es fundamental para conseguir los aciertos, sobre todo en series que involucran un juego cada dos días. Muy bien por Spoelstra.

La defensa, madre de todas las victorias. Es cierto que el Heat perdió la batalla rebotera 42-36, pero también hay que decir que Miami llevó a su rival a un 40% en tiros de campo. No sólo eso: limitó a los Mavericks a 14 puntos cerca del aro, con 7-16 en TC y sólo tres asistencias en esas conversiones. Cuando Dallas está mal cerca del aro, pierde los partidos. Veamos: según nos comunica el departamento de estadísticas de ESPN, en las dos derrotas de Finales, los Mavericks anotaron 41.1% en TC cerca del aro, 23 puntos y 7.0 de promedio en bandejas/vollcadas. Cuando ganaron, tuvieron 61.8% en TC y 42 unidades, con 12 en bandejas/volcadas.

Además, la defensa intensa en mitad de cancha obligó a Dallas a perder 14 pelotas en total, muchas de esas en pasajes importantes del último cuarto de acción. La clave siempre es el juego sin pelota, y el Heat, cuando se aplica, logra marcar diferencia.

No busquen más: Wade es el líder de este equipo. El escolta del Heat es la estrella que sabe cómo ganar un campeonato y noche a noche sirve de faro para iluminar a sus compañeros. No existe nadie con tanta precisión en la NBA para meterse en tierra de gigantes y salir con puntos convertidos. El domingo por la noche, D-Wade hizo un poco de todo: 29 puntos, 11 rebotes y tres asistencias, además de dar una mano clave en el costado defensivo. Sigamos con esta idea de que Miami debe atacar la defensa en penetración: Wade tuvo siete tiros de campo anotados a cinco pies del aro, llevando a 79 su número total en esta postemporada, el máximo para cualquier jugador de la Liga. Si no se ataca el aro, no hay beneficios de faltas: un ejemplo es LeBron James, quien sólo fue diez veces a la línea desde que arrancaron las Finales, su mínimo en racha de tres juegos de playoffs tomando sus 89 partidos como profesional.

Rotar el balón a gran velocidad. Esa es la manera de atacar una zona agresiva. Los Mavericks llegan bien a los tiradores, pero si la pelota se mueve rápido, llega un momento que alcanzar a bloquear todos los lanzamientos es una misión imposible. Tres situaciones para remarcar en este aspecto: 1) la aparición de Mario Chalmers como arma certera frecuente desde la tercera dimensión 2) las penetraciones antes mencionadas de Wade primero y LeBron después 3) los tiros fáciles que surgen para internos especialistas de media distancia, como Chris Bosh y Udonis Haslem. Eso sí, hay que aprovechar esos tiros que aparecen: Bosh todavía debe sentir el reto de Wade cuando no tomó un lanzamiento en soledad que llevó a Miami a consumir el tiempo de 24 segundos en el último cuarto. Por fortuna para el Heat, el ex Raptors logró reivindicarse dos ataques después. Otro ejemplo de aprender sobre la marcha.

Controla todo lo que no sea Nowitzki y controlarás el mundo. Hay algo que tenemos que tener claro: Nowitzki es indefendible. Cuando está encendido, no hay manera de detenerlo, porque con este gigante las faltas no sirven (lleva 24-24 desde que empezaron las Finales de NBA). Por lo tanto, la misión de secar a todo su entorno es crucial, porque eso lleva a molestar al ala-pivote alemán sin que tenga una descarga potencial de nivel. El Elías Sports Bureau informa que Nowitzki tocó 40 pelotas en el Juego 3, y cuando eso sucedió, los Mavericks anotaron 17-33 en TC, 5-9 en T3 y 51 puntos, con cuatro pérdidas. En las 45 pelotas que no tocó, tuvieron 11-37, 3-12 en T3, 35 unidades y diez pérdidas.

Más preocupante para Dallas fue el último cuarto: Dirk anotó 15 puntos, con 4-7 en TC, 6-6 en TL y cuatro rebotes. El resto del equipo anotó siete unidades, con 3-11 en TC, 0-0 en TL y seis tableros.

Si a esto le sumamos que la banca de los Mavericks entró a las Finales con 39 puntos de promedio, y cerró el tercer juego con 25 puntos anotados, las respuestas para entender el resultado final se hacen casi obvias.

RUMBO AL CUARTO PARTIDO

Hace años que no se ve una serie tan pareja de Finales como la que estamos viviendo entre Heat y Mavericks. Todos los partidos se hacen peleados al extremo y se dividen los triunfos en los últimos segundos de acción.

"Esta es una victoria total", dijo Wade al cierre del juego. "Uno trata de ganar el partido en el costado defensivo. Logramos detenerlos", finalizó.

Todo pasa por aprender sobre la marcha. Tapar los huecos que surjen, mejorar las opciones ofensivas, despertar a jugadores que parecen dormidos. Todo lo que sucede es contrarreloj y el que cede centímetros va perdiendo el terreno de acción casi sin darse cuenta.

Spoelstra demostró tener la muñeca suficiente como para poner a su equipo adelante, recuperando la posibilidad de definir, de ser necesario, las Finales en Miami. ¿Que nos propondrá Carlisle tras la derrota del tercer partido?

Llorar penas sólo sirve para fortalecer al rival. Con esta premisa a cuestas, nos preparamos para el juego del martes.

Y, como decimos siempre, que gane el mejor.

Bruno Altieri//ESPNDEPORTES.COM

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