Se quejaba, con cierto grado de razón, de que a los “americanos” (jugadores nacidos en los Estados Unidos con descendencia dominicana) se les permitía jugar con libertad en los torneos superiores del país, mientras que a los nativos cuando van de un torneo de una asociación a otro tenían que hacerlo en calidad de “refuerzos”.
Esa es una de las distorsiones que ha venido arrastrando el baloncesto dominicano en la última década y que debe ser abordada, entre muchas otras, con la mayor rapidez por un Congreso Nacional que cada día se hace más necesario.
Por ejemplo, Rome Sanders y José Olivero, por citar solo dos casos, participan como “jugadores de jurisdicción nacional” en el torneo superior distrital.
Pero Juan Pablo Montás, Wilkin Tejada o Marlon Martínez tendrían que hacerlo llenando una plaza de “refuerzo” ya sea con el apellido de “nacional” o “regional”.
La intención de la Fedombal, en principio buena y válida, es conceder a esos jugadores nacidos fuera del país, algo desconectados de las raíces de sus padres y la idiosincracia del pueblo dominicano, la oportunidad de mostrar su talento, elevar la calidad técnica de los torneos nacionales y, sobre todo, tenerlos al “alcance de la mano” para la conformación de presentes y futuras selecciones nacionales.
Beneficios y perjuicios
Sin embargo, de la lista original de 12 jugadores declarados por la Fedombal como “de jurisdicción nacional” solo cuatro han representado al país en competencias internacionales como integrantes de la selección nacional.
Ellos son Sanders, Luis Martínez, Dominick Mejía y Ronald Ramón. Y lo han hecho en solo una oportunidad cada uno. Mientras tanto se ha ignorado el talento de otros que han “cogido la lucha” en los torneos de las provincias.
Juan Araujo, Hansel Salvador, José Fortuna, entre otros, están en ese grupo que, si bien no son seguros integrantes del equipo nacional, al menos merecen ser tomados en cuenta, invitados a los entrenamientos o a que pierdan su oportunidad frente a otros de mayor calidad, pero en el terreno de juego.
No es que los “yorkdominican” tengan que ser ignorados. Históricamente desde Eduardo Gómez y Hugo Cabrera hasta Franklin Western han sido piezas de vital importancia en las victorias alcanzadas por el país en justas internacionales.
Lo que se reclama es un poco de equidad, de justicia, en el tratamiento que, por un lado beneficia grandemente a unos, pero perjudica de manera importante a otros.
LISTIN DIARIO//ALEX RODRIGUEZ
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