El incidente que involucró a José Fortuna y el refuerzo Russell Walker el pasado domingo en el partido entre Leones y Titanes ha sido el último capítulo en una serie de acciones que se han registrado en el torneo de la Liga Nacional de Baloncesto y que deben llamar la atención de sus organizadores.
La idea es que se busquen los correctivos de lugar para evitar que estos episodios se reproduzcan, se hagan frecuentes y amenacen con hacer naufragar el esfuerzo que ha hecho mucha gente para darle al fanático del baloncesto un espectáculo a la altura de sus expectativas.
Fortuna, uno de los más talentosos armadores del país, desafortunadamente se ve envuelto, una vez más, en un feo incidente.
En esta ocasión golpeó con el codo en la cara a Walker cuando se disponía a entrar a la cancha en el último cuarto del partido del pasado domingo en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto.
Ha trascendido que Walker, de los Leones, estuvo todo el partido señalando y dirigiendo improperios hacia la banca y los ejecutivos de los Titanes.
De ser cierta la especie, se impone una investigación a profundidad y una sanción tanto para Fortuna como para Walker, misma que serviría de espejo en el cual se vieran los demás jugadores.
A Fortuna habría que someterlo, además, a una especie de tratamiento para calmar la ira ya que ha sido protagonista de choques en prácticamente cada torneo de la liga, antes conocida como Lidoba.
Otros incidentes
La semana pasada también se registró un golpe en el estómago por parte de Henry Valdez, de los Huracanes de Puerto Plata al refuerzo de Los Indios de San Francisco de Macorís, Álvaro Calvo.
Y días atrás, luego de ser expulsado del partido, Iván Almonte, también de los Titanes, golpeó con el codo al refuerzo armador de los Reales de La Vega, Gregory Vargas.
A estos desafortunados acontecimientos se suma el juego que tuvo que ser confiscado a los Reales en La Vega frente a los Cocolos de San Pedro de Macorís, debido al lanzamiento de algunos objetos a la cancha por parte de fanáticos locales.
Se impone que tanto la liga como los equipos pongan todo su empeño en tomar las medidas necesarias frente a los individuos o quintetos que alteren el orden y la disciplina que deben adornar al deporte.
Es cierto que el basket es un juego de mucho contacto físico y en el cual, con mucha frecuencia, las decisiones de los árbitros irritan a los que no son beneficiados, pero ese es un “mal” que afecta a todos por igual.
Hay muchos recursos, mucho esfuerzo y tiempo gastados por valiosas personas en este torneo de la LNB que, de ninguna manera, puede ser echado por la borda por la actitud negativa de unos cuantos.
ALEX RODRIGUEZ//WWW.LIGAPLENITUD.COM
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