Mientras el mundo de la NBA se concentraba en lo que pasaba en Miami en los últimos tres meses, los Lakers de Los Angeles esperaban en silencio del otro lado del país, sacando brillo a sus anillos de campeones y disfrutando del espectáculo.
“Pensaba: ¿Cómo hizo Pat Riley para lograr eso?”, dijo Kobe Bryant, sobre la llegada de LeBron James y Chris Bosh a un equipo del Heat que ya tenía a un astro como Dwayne Wade.
Bryant se rió sin que se notara una pizca de nervios. Con dos títulos seguidos, el plantel mejor pago y el entrenador más exitoso de la historia de la liga óquizás en su última temporadaó, los Lakers se sienten más sueltos que los dedos de Ron Artest cuando se larga a mandar mensajes en Twitter los fines de semana.
Los Lakers saben que su gesta en busca del 17mo. título del equipo será histórica, pero muestran la confianza relajada de un equipo que se ha mantenido mayormente intacto en tres viajes seguidos a la final de la liga, que sólo agregó veteranos a un núcleo de jugadores con el historial más impresionante de la NBA.
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