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martes, 14 de septiembre de 2010

LAS CARAS DE DURANT: DESDE EL PRINCIPIO


Cada vez que Mike Krzyzewski frotó la lámpara en las canchas de Estambul, un genio de brazos y piernas largas salió a la luz para transformar problemas en soluciones.

Kevin Durant jugó un torneo maravilloso en Turquía. Y fue, quizás, la gran razón por la que el Team USA logró imponerse sin transpirar -a excepción del choque frente a Brasil- en un torneo que más allá de ellos fue de una competitividad feroz.

Durant fue, desde pequeño, un fuera de serie. Pese a que tenía un complejo importante con su estatura, que lo hacía ubicarse siempre al fondo de la clase para pasar lo más desapercibido posible, dentro de la cancha era todo lo contrario: feroz, aguerrido, todo un atleta y un líder para los suyos.

"Necesitamos que Kevin pase menos el balón, que se sienta líder de este equipo, no hace falta ser tan solidario con la pelota en las manos", había dicho Krzyzewski en la preparación del Team USA hacia el Mundial de Turquía.

Y el mensaje llegó a destino en el momento indicado.

Con sólo 11 años en su documento de identidad, Kevin ya había logrado su primer campeonato nacional como miembro de los Prince George Jaguars. En aquella definición juvenil, Durant anotó 18 puntos en el juego de cierre y le dijo por primera vez a su madre, Wanda Pratt, que quería jugar en la NBA.

Ya en aquel entonces, Durant se había convertido en amigo de Michael Beasley y Chris Braswell, futuros NBA. Los tres formaban el núcleo de los Jaguars, mientras que tiempo después jugó junto a Ty Lawson en los D.C. Blue Devils.

"Le prometí que lo iba a ayudar en lo que deseara y necesite hacer", recuerda Wanda.

Precisamente, Durant llegó a la NBA con traje de estrella pero, al igual que su ídolo Michael Jordan, se ubicó en el segundo lugar del Draft por detrás del malafortunado Greg Oden. Es el día de hoy que los Portland Trail Blazers deben estar pensando cómo les puede haber pasado dos veces lo mismo, primero con Sam Bowie por encima de MJ en 1985, luego con Oden encima de KD en 2007.

Kevin no tuvo la chance de estar junto a su padre, Wayne Pratt, en los primeros años de su vida, ya que abandonó su casa cuando Kevin tenía sólo ocho meses de edad. Fue criado por la madre de su padre, Barbara Davis, y por su madre, Wanda Pratt. Wayne, un policia federal, volvió a la vida de Kevin 13 años después de su partida, y es el día de hoy que tienen una relación sólida y amistosa.

La historia de Durant puede tener un comienzo en el Seat Pleasant Recreation Center, un edificio ubicado cerca del Río Anacostia en los suburbios Washington D.C, donde KD soñaba com dominar el básquetbol de esos lares. Primero quiso ingresar al equipo, lo logró y luego empezaron a aparecer las situaciones positivas punto a punto.

Decidió utilizar el número 24.

Según rescata Darnell Mayberry, del periódico NewsOK, una mujer se le acercó al año siguiente de su ingreso al equipo para decirle: "Oye, deberías cambiar tu número por el 23, debido a cómo estás jugando ahí afuera. Eres como Jordan".

El desarrollo como jugador de Durant fue encomendado por su madre al entrenador de AAU, ubicado en el barrio, Taras Brown, más conocido como Stink. Digamos que fue un entrenamiento parecido al ejército, con reglas claras para convertir a KD en un jugador de elite. La idea era abandonar los hábitos incorrectos, mientras sus amigos se divertían, él se dedicaba a entrenar desde un punto de vista físico (subiendo y bajando colinas), miraba videos y evitaba los partidos callejeros.

Llegó a entrenar cerca de ocho horas por día en verano.

"Realmente lo admiro. Trabajó tan duro", dice su madre. "Eso es lo que la gente no alcanza a ver. Trabajó tan duro desde los ocho años, hasta que supo lo que quería hacer. Y desde ese momento, nunca dejó de trabajar", recoge NewsOK.

La idea de ser una estrella de NBA empezaba a tomar forma.

LOS AÑOS DE CRECIMIENTO

Kevin y su hermano mayor Tony siempre amaron los deportes. En el área de Baltimore, seguían todo lo que sucedía con los equipos y los Washington Wizards de Michael Jordan no fueron la excepción.

Su hermano fue, quizás, su mayor competidor. Era la línea con la que se medía contra la pared cada vez que jugaban partidos uno contra uno. Kevin no pudo vencerlo hasta los 17 años: "siempre me hacía enfurecer, me empujaba para que cada día fuera mejor. Cada vez que lo enfrentaba lo quería destruir. Así me hacía sentir y así fue como mejoré mi juego de manera sistemática", señala NewsOk.

El crecimiento de Durant fue progresivo. Jugó para Montrose Christian en Rockville, Maryland, y fue nombrado por el Washington Post Jugador del Año del área en su segunda temporada.

Luego llegó como Junior a Oak Hill Academy y promedió 19.6 puntos y 8.8 rebotes por aparición. No sólo eso: al año siguiente fue dirigido por el legendario coach Stu Vetter en la National Christian Academy, mejoró sus promedios a 23.6 puntos y 10.9 rebotes, y fue JMV conjunto en el All-Star de McDonald 2006.

En su segundo año con la National Christian Academy, llegaron a un récord de 27-3, el mejor de la historia para la escuela. La razón del crecimiento tenía nombre y apellido: llegó a jugar de base, de escolta, de alero y de centro.

A partir de ese momento, los radares se encendieron a lo largo y a lo ancho de Estados Unidos. Todos hablaban de un jovencito llamado Durant, con brazos tan largos y movimientos tan veloces que no podía ser controlado ni en el perímetro ni en la pintura. Como si fuera poco, colaboraba con sus compañeros. Y el hambre de anotación parecía encenderse y apagarse cuando él lo deseaba.

Finalmente, Durant llegó a la Universidad de Texas impulsado por el asistente Russ Springmann y el NBA Maurice Evans, y dirigido por el coach Ric Barnes en la NCAA.

Cuando cumplió 18 años en septiembre, ya se había convertido en una revelación para el mercado estadounidense. Era titular junto a otros tres jugadores de primer año en un proceso de renovación que Barnes había encabezado y ya figuraba entre los mejores diez anotadores y reboteros de la nación tras sólo un par de meses.

"Ha sido divertido verlo crecer y ver cómo sigue creciendo", dijo Barnes a NewsOk. "Es un individuo especial".

Kevin llegó a promediar 26 puntos y 11 rebotes por juego. Siempre rondaba entre los 20 o 30 puntos por aparición y sus 390 rebotes fue la tercer marca histórica para un debutante en la NCAA. Nunca se hacían jugadas para él. Por más que Barnes pensaba en diseñar algún tipo de movimiento para que lidere a sus compañeros, jamás lo hizo para no limitar al joven KD en su crecimiento como jugador.

Los Longhorns terminaron con un récord de 25-10, terceros en el Big 12, con un ránking Top 20 nacional. Kevin y A.J. Abrams lideraron al equipo al juego de campeonato del Big 12, pero terminaron perdiendo ante Kansas en tiempo extra por 88-84.

Eso no impidió que Durant alcanzara los logros que su carrera merecía en el básquetbol universitario. Fue el primer freshman en ganar el John R. Wooden Award, el Naismith Award y el Adolph Rupp Trophy. Además, consiguió los honores para el equipo All-American y se convirtió en el tercer freshman de la historia de la NCAA que consiguió ese honor, sumándose a Wayman Tisdale (1983) y Chris Jackson (1989). Durant fue elegido en el Big 12 Freshman y fue Jugador del Año, alcanzó los honores del primer equipo All-Conference y fue elegido en el equipo defensivo del año.

Tan importante fue KD para Texas que el 25 de febrero de 2009, la Universidad retiró su número 35 (lo sigue usando por su entrenador de high school que falleció a esa edad), una distinción que sólo alcanzaron tres jugadores en los 103 años de historia del programa.

EL SUEÑO NBA CUMPLIDO

Habían pasado años de duro entrenamiento en el Seat Pleasant Recreation Center. Se había formado como jugador, noches enteras soñando en las afueras de Washington con alcanzar una única meta: ser profesional del básquetbol.

Vivió un debate único con Greg Oden acerca de quién debía ser el número uno del Draft 2007. Meses de discusión inclinaron a los Blazers a tomar a Oden por encima de Durant. El centro se lesionó antes de empezar la temporada, estuvo todo el año fuera y KD fue seleccionado por Seattle Supersonics... convirtiéndose en novato del año de esa temporada, tras promediar 20.3 puntos, 4.3 rebotes y 2.4 asistencias en 34.6 minutos por juego.

Incluso, en esa temporada, anotó 42 puntos y bajó 13 rebotes el 16 de abril de 2008 ante Golden State Warriors, con sólo 19 años en su documento de identidad. Ningún otro jugador en la historia de la Liga consiguió algo semejante a una edad tan temprana.

Una estrella de primera línea empezaba a brillar en el cielo de la NBA.

En su segunda temporada, promedió 25.3 puntos, 6.5 rebotes y 2.8 asistencias, logrando el premio al JMV en el Juego de Novatos contra Sophomores en el All-Star de Phoenix 2009. Y en su tercera temporada, alcanzó su despegue total: fue el jugador más joven en consagrarse como máximo anotador de la Liga (21 años, 30.1 puntos por juego), llegó al All-Star de Dallas 2010, y sus 756 tiros libres convertidos fue la sexta marca histórica de la historia de la NBA y la más alta desde que Michael Jordan alcanzó 833 en la temporada 1986-87. Incluso, su porcentaje del 90% fue el sexto general.

Algo más: logró 25 puntos o más en 29 partidos consecutivos, la segunda racha más alta de la historia de la Liga, y llevó al Thunder a los playoffs, perdiendo contra los campeones Lakers en siete partidos.

EL NUEVO REY DE LOS ESTADOS UNIDOS

"Nuestra única opción era venir aquí y ganar el oro, y se siente realmente bien traer este premio de regreso a Estados Unidos", dijo Durant luego de la conquista.

KD es un jugador imposible de defender en el básquetbol FIBA. Y poco a poco, está empezando a suceder lo mismo en la NBA. Posee brazos y piernas tan largas, y es tan veloz para un jugador de su estatura (2.06m, 98 kg.) que nadie puede controlarlo con facilidad. En pocas palabras, es un Dirk Nowitzki veloz, con una mano mucho más certera a distancia. Si uno coloca un perimetral para defenderlo, tira por encima, si coloca un interno, penetra y va hacia el aro.

¿Qué hacer entonces? Rezar cuando tiene la pelota en su poder. Y ser bastante creyente.

Fue elegido Jugador Más Valioso del Mundial con 22.8 puntos, 6.1 rebotes por juego y 91.1% desde la línea de libres. Compartió el quinteto ideal con Hedo Turkoglu, Luis Scola, Milos Teodosic y Linas Kleiza.

"Creo que fue una motivación extra", dijo Durant al referirse a los dichos de los especialistas que calificaban a este equipo como un Estados Unidos 'B'. "Fue excitante venir aquí, ganar y probar que la gente estaba equivocada".

Y fue un camino duro ser el líder de este equipo. Mucha gente apostó contra él y lo único que hizo el alero del Thunder fue demostrar que tenía todas las armas necesarias para llevar a Estados Unidos a su primer título mundial en 16 años, pese a su edad prematura. Y que lo podía hacer jugando al estilo veloz y vertiginoso del básquetbol NBA.

Pero fue un camino duro para llegar hasta aquí. Los amistosos en europa demostraron que el básquetbol FIBA iba a ser diferente, mucho más duro de lo que pensaban en la previa. Sufrieron ante Brasil al ganar por sólo dos puntos en la ronda preliminar, pero luego aplastaron a Angola, Rusia, Lituania y Turquía para ganar la medalla de oro y llevarse el torneo invictos. Mejoraron la defensa, presionaron la salida y forzaron pérdidas de balón.

Más allá de algunos gritos reprochables a la tribuna visitante tras las conversiones -lógicos para un jovencito que no está acostumbrado a un abucheo tan grande como el que practica el público de Estambul-, KD se mostró como un caballero. Y como un deportista de primer nivel.

"Tiene el corazón más puro que yo he visto en una persona", dice su padre Pratt. "No lo digo porque sea mi hijo. Lo dijo porque realmente lo siento así. Es un chico dulce, un ser humano dulce".

¿Cuál es su techo como jugador? Imposible saberlo. Minuto a minuto, hora a hora, día a día se sigue superando. Y su cuarta temporada de NBA puede traer más sorpresas bajo el brazo.

Al pedestal de figuras conformado por Kobe Bryant, LeBron James y Dwyane Wade, se le ha sumado un cuarto ícono de lujo en los últimos tiempos. Y aquellos fanáticos que froten la lámpara podrán pedir, ahora, por un nuevo genio.

¿Quién dijo que el Mundial 2010 de Turquía no servía? Para Durant, fue otro condimento más para su despegue como estrella. Y la principal razón para tener un lugar garantizado en el equipo de los Juegos Olímpicos 2012.

No es poca cosa.

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