Osvaldo Rodríguez Suncar//Listin Diario
Derrick Rose, el talentoso armador de los Bulls de Chicago, es a nuestro humilde parecer el merecedor del premio Jugador Más Valioso (JMV) de la NBA en la temporada 2010-2011.
Rose, un portento del juego, en su tercera temporada en el circuito promedia 25 puntos por juego (séptimo entre los mejores encestadores) y ha llevado a los Bulls al mejor récord (54-20) en la Conferencia Este, con ocho partidos pendientes para concluir su campaña regular.
Chicago no había tenido una campaña tan exitosa desde los tiempos del inmortal Michael Jordan como su principal protagonista. En una escuadra en la cual le acompañan buenos talentos en la línea frontal, como son los casos de Carlos Boozer (17.8 PPJ), Luol Deng (17.5 PPJ), Joakim Noah (11 RPJ); Rose (7.9 APJ) ha tenido que asumir el rol de armador y mejor encestador del club, en una parte trasera de los Bulls en la cual la mediocridad abunda (Keith Bogans, Ronnie Brewer, C.J. Watson, Kyle Korver, Rasual Butler).
En noviembre pasado, cuando apenas comenzaba la actual temporada de la NBA, en esta misma columna, escribimos sobre Rose: “Con 6-3 de estatura, una velocidad meteórica, con la rapidez del rayo, y una potencia de salto que acompaña una excelente condición física, Rose está listo para el reconocimiento como súper-estrella y para disputarle a Williams (Deron) la condición del mejor armador del globo para llegar a ese reconocimiento sólo le falta algo: un poco de tiempo”.
Parece que el tiempo ha sido más corto del esperado. Hoy, cuatro meses más tarde, a pocos podría caberle duda sobre quién ha sido el mejor armador en la actual campaña en el exigente circuito y podría ser, que Rose haya sido el mejor jugador de la liga en la temporada; por lo menos, el JMV.
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